Actualizado 07/08/2007 02:00

Ramón Pi.- Desde la libertad.- Compromisos socialistas

MADRID 7 Ago. (OTR/PRESS) -

El presidente navarro en funciones, Miguel Sanz, ha declarado con toda la solemnidad de que es capaz: Para mí, ha venido a decir, el compromiso público de Fernando Puras y el partido socialista es igual que si lo hubiera hecho por escrito. Sanz dijo eso cuando le plantearon la posibilidad de que ahora los socialistas se abstengan en la votación de investidura y propicien así el Gobierno de UPN, pero que al día siguiente de las elecciones generales le pongan una moción de censura sobre la mesa y lo echen del poder foral.

Como es obvio que Sanz no es tan candoroso y tan lineal como podría aparentar por esta frase de resonancias rústico-forestales (la mano estrechada es igual que ir al notario, y esas cosas), habrá que pensar no que ha querido forzar a los socialistas navarros a mantenerse en una actitud razonable hasta el final de la Legislatura, sino que ha preparado el escenario para que, cuando ocurra lo que todos dicen que va a ocurrir, él esté cargado de razón para disolver el Parlamento foral y convocar nuevas elecciones.

Porque la verdad es que cuesta muchísimo olvidar estos hitos básicos, a saber: primero, Puras fue puesto por Zapatero donde está para favorecer la negociación con Nafarroa Bai, la coalición nacionalista vasca. Segundo, Puras, Pepiño y el propio Zapatero repitieron incansables que Navarra no entraba en las negociaciones con la ETA en el proceso que Zapatero llama "de paz". Tercero, en cuanto la ETA dio por concluido el proceso de su rearme (el mismo que Zapatero llama "de paz"), Puras recibió la orden de no concluir las negociaciones con Nafarroa Bai para formar una coalición de perdedores que desplazase al gran ganador, UPN, a la oposición. Cuarto, Zapatero encomendó a Pepiño el trabajo sucio de ordenar a Puras decir Diego donde dijo digo; y no lo hizo para escurrir el bulto, cosa verosímil, sino sobre todo para reservarse por si el proceso que llama "de paz" se vuelve a reanudar, que es lo que quiere en realidad.

Por lo tanto, de momento se imponen estas dos conclusiones provisionales, mientras las cosas sigan como están: Primera, Sanz tiene que espabilarse en encontrar el mejor momento para disolver y convocar nuevas elecciones en Navarra. Segunda, una nueva victoria de Zapatero en las generales sería políticamente mala para el conjunto de España, pero sobre todo para Navarra.

Ramón Pi.

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