MADRID 30 Sep. (OTR/PRESS) -
Desde primera hora de la mañana los sindicatos se atrevían, solo con los datos del paro del sector industrial, del metal y la construcción, a hablar de más de diez millones de trabajadores en huelga.
En torno a mediodía los lideres sindicales Méndez y Toxo no dudaban en calificar de "éxito incuestionable" la convocatoria hecha por sus centrales. Eso si, curándose en salud, añadían que algunos, de forma torticera, atribuirían el éxito a la acción de los piquetes. Porque piquetes hubo aunque el ministro de Trabajo tratara de minimizar su numero y los incidentes ocurridos a lo largo de la jornada.
No se podrán quejar los sindicatos, nunca, en ninguna huelga convocada desde la recuperación de la democracia en España, han tenido enfrente a un responsable de Trabajo más "comprensivo" con la acción sindical. Celestino Corbacho no disimuló su satisfacción, cada vez que comparecía ante la prensa, ante la tranquilidad de la jornada y el cumplimiento de los servicios mínimos. Se negó a dar cifras que desmintieran los astronómicos datos de seguimiento de CCOO y UGT y restó importancia a los cortes de carretera e incluso de determinadas calles de Madrid. Del conflicto que impidió circular a los autobuses de la EMT, ni palabra.
Lo cierto es que los dirigentes sindicales, ante el riesgo anunciado de un estrepitoso fracaso, han realizado un esfuerzo titánico las últimas semanas. Se han pateado las grandes empresas industriales haciendo campaña y su mensaje ha calado entre los trabajadores muy descontentos con la política económica del Gobierno.
Por eso la huelga ha tenido un mayor e importante seguimiento en los sectores antes citados. Pero la sociedad civil, por llamarla de alguna manera, los comercios, los servicios, las oficinas, las empresas urbanas, no se han dado por enteradas de la cita y las calles de Madrid tenía el pesado tráfico de todos los días a la hora de entrada a los colegios.
En el pleno del Congreso, que se celebraba a la misma hora en que los madrileños pugnaban por encontrar un medio de transporte ante el incumplimiento de los servicios mínimos de la EMT (la obcecación de Esperanza Aguirre de imponer su autoridad con las consecuencias que luego pagan los vecinos de la capital), el diputado Duran LLeida le recordó a Zapatero que una huelga general no triunfa por las cifras de participación. Solo lo hace si consigue doblegar al Gobierno y que cambie la legislación contra la que se convocó. Parece una verdad de Perogrullo, pero va a ser la clave de los próximos días.
De momento, curiosamente ayer, tanto Méndez como Toxo, exigieron al Gobierno dialogar sobre una modificación de los presupuestos para que tengan como primer objetivo la creación de empleo, corregir el déficit etc. En segundo lugar y esto es lo sorprendente, "corregir los efectos perniciosos de la reforma laboral". Al final todos quedarán contentos.