La Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido reclama más control sobre el etiquetado de energía

MADRID 18 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido (IPUR) reclamó hoy una reformulación de la directiva europea que marca el etiquetado de energía en productos domésticos y construcciones, así como una intensificación de los controles sobre las etiquetas de certificación, para garantizar que los edificios tengan un rendimiento energético óptimo y éste corresponda al que se dice al comprador.

Según el secretario general de IPUR, José Manuel Fernández, "cuando se está empezando a implantar la etiqueta de eficiencia energética en la edificación" es necesario "corregir errores para garantizar que los edificios tienen una calificación energética correcta, ya que en muchos casos la vivienda es la mayor inversión de los españoles".

Estas declaraciones tienen lugar en el marco de la publicación de un estudio realizado en varios Estados de la Unión Europea por la Asociación Europea de Consumidores (ANEC), en el que se constató que "alrededor de un treinta por ciento de elementos consumidores de energía carecían de etiqueta, cuando ésta era obligatoria".

IPUR explicó en un comunicado que, con este trabajo, "ha quedado al descubierto que ni la valoración energética de los productos se ajusta a las exigencias marcadas por la legislación europea ni los propios compradores son capaces de entender los estándares que lo acompañan" por lo que, "en consecuencia, el rendimiento energético no es el esperado".

"Además, en el caso de los productos etiquetados, la clasificación no se adecuaba al nivel energético real ya que el consumo energético era demasiado alto", prosigue la asociación, que apunta cómo unas pruebas realizadas en Gran Bretaña "demostraron que el 64 por ciento de los aparatos de la 'clase A' tenían un consumo medio superior al exigido para este nivel.

Desde el año 1995 la Unión Europea exige para muchos productos domésticos consumidores de energía una etiqueta que informe de la clasificación energética del producto e indique al consumidor el gasto energético del mismo. Esta medida empieza ahora a implantarse en el sector de la construcción para controlar tanto el consumo como la demanda energética y concienciar al ciudadano de los beneficios de adquirir un producto eficiente energéticamente y con bajo impacto medioambiental.