El arzobispo de Sevilla cree que los que quieren "tirar de las orejas" al Papa "no se han enterado" de sus declaraciones

Actualizado: sábado, 2 mayo 2009 14:09

MADRID, 2 May. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, considera que los que quieren "tirar de las orejas" al Papa en el Congreso de los Diputados "no se han enterado" del significado de las declaraciones del Pontífice y forman parte de una "nueva inquisición fundamentalmente laica, agnóstica y malhumorada".

En relación a la admisión a trámite por parte de Mesa del Congreso de Diputados de la propuesta de reprobación a Benedicto XVI, Amigo afirma que "tan alta y digna cámara" está a punto de convertirse en "una especie de 'ejército de salvación' y de gendarmería" que controla a los "díscolos".

"Ahora le ha tocado al Papa. Quieren hacerle comparecer y tirarle de las orejas por lo que ha dicho, y de lo cual parece que mucho no se han enterado", afirma el arzobispo de Sevilla en un artículo publicado en 'Religión Digital'.

Amigo destacó que el Pontífice ha "desenmascarado los verdaderos motivos del mal, ofreciendo los mejores caminos de solución", siendo la voz de una conciencia "crítica y justa" y ejerciendo el "oficio ministerial del amor fraterno, cuidando especialmente de los más olvidados y pobres".

"El Papa trata de confirmar la fe de los creyentes. Es decir, el de hacer que nos sintamos tranquilos y seguros de estar en el buen camino. Asume el ministerio de ser pastor universal de la Iglesia", recalcó el arzobispo de Sevilla.

Amigo señaló la existencia de "una minoría de cuarto y mitad", empeñada en "poner arena en los engranajes para que las cosas chirríen".

"Su razón está en lo último que han oído, en el que más gritó, en lo más novedoso, en la publicación más extravagante de última edición", indicó.

Según el arzobispo de Sevilla, esta "nueva inquisición es fundamentalmente laica, agnóstica y malhumorada", formada por todos los fundamentalistas empeñados en buscar el "punto flaco y el lado débil de la Iglesia y acusar, denunciar, torturar psicológicamente y, si se tercia, reducir a quien interese a las cenizas de la infamia".

"De cuando en cuando, se abre el desván y aparecen los fantasmas del más rancio anticlericalismo para celebrar su particular y fundamentalista auto de fe", recalcó.