De "ateo militante" a católico tras estudiar a monseñor Óscar Romero

Actualizado: viernes, 22 mayo 2015 11:56

MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -

El escritor, columnista y director ejecutivo de la Cámara de Comercio de El Salvador, Federico Hernández Aguilar, ha asegurado que vive "con creciente emoción" la próxima beatificación de monseñor Óscar Romero --arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 mientras celebraba misa-- porque su figura y mensaje fueron determinantes para que se convirtiera de "ateo militante" a cristiano.

"Durante 15 años fui ateo militante. Durante mi proceso de conversión, que fue relativamente largo, decidí enfrentar los prejuicios que tenía contra la Iglesia estudiando en primer lugar la figura y el mensaje de monseñor Romero", explica Hernández Aguilar en una entrevista con Europa Press ante la beatificación de monseñor Romero este sábado en San Salvador.

Hernández apunta que se hizo dos preguntas --'¿Qué sé (o creo saber) de monseñor Romero?' y '¿Cuáles han sido mis fuentes?-- y se dio cuenta de que la imagen que tenía del arzobispo mártir "no era un retrato sino una caricatura". Fue a partir de entonces, a través de la lectura de sus homilías, diarios, cartas pastorales, entrevistas y correspondencia como empezó a "conocerlo de verdad". Además, tiene la impresión de que "muchos salvadoreños" han tenido, en los últimos años, "una experiencia similar" a la suya.

Para el escritor, la noticia de la beatificación supuso una gran emoción no solo porque monseñor Romero "pasará a ser el primer beato salvadoreño" sino también porque, a su juicio, se convertirá en "un referente universal de coherencia cristiana, como católico primero, y como salvadoreño después", una perspectiva que a Hernández le parece "deslumbrante".

Sin embargo, aunque la "inmensa mayoría" de salvadoreños ha recibido la noticia "con gozo y agradecimiento", admite que en un país, El Salvador, "tan ideológicamente dividido", algunos sectores "han guardado silencio, otros se han inquietado y otros han aprovechado la coyuntura para seguir manipulándolo políticamente".

UNA INTERPELACIÓN INCÓMODA

Según explica, el futuro beato es "una interpelación" en El Salvador y "esa interpelación no es cómoda" pero se muestra optimista y considera que, con el paso del tiempo, "los manipuladores de Romero serán cada vez menos" y "las palabras del beato irán resonando con mayor integralidad y los prejuiciosos irán sufriendo una transformación interior que les ayude a superar sus recelos".

Ante su subida a los altares, Hernández destaca de monseñor Romero su defensa de los derechos humanos y de los pobres y, concretamente, "el sacrificio que esa defensa le implicó".

"Es fácil hablar de los pobres y las víctimas cuando nadie va a calumniarte, tergiversarte o matarte por eso, pero en la época convulsa que vivió y especialmente durante los tres años en que estuvo a cargo de una Arquidiócesis igualmente dividida, hablar como él habló significaba poner la propia vida en la línea de fuego", subraya.

A su parecer, se necesita "un amor muy profundo por la vocación y una valentía muy heroica" para enfrentarse a eso pero, según recuerda, monseñor Romero "tenía miedo natural a morir" y "temblaba ante la posibilidad de una muerte violenta, que presentía cercana". Si se sobreponía era "porque veía a Cristo crucificado". "¿Puede haber ejemplo más grande de amor en un país como El Salvador de aquellos años, partido por el odio, la intransigencia y la guerra civil?", se pregunta.

AUTORIDADES EN LA BEATIFICACIÓN

La ceremonia de beatificación de Óscar Romero comenzará a las 10,00 horas en la plaza del Salvador del Mundo, en San Salvador, ciudad de la que fue arzobispo, y estará presidida por el cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado especial del Papa.

Está prevista la asistencia de seis cardenales, más de un centenar de arzobispos y obispos y, como invitados especiales, figuran el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, y sus homólogos el presidente Rafael Correa, de Ecuador, Juan Orlando Hernández, de Honduras, Juan Carlos Varela, de Panamá, y los vicepresidentes de Bolivia, Costa Rica, Cuba y Belice. En representación de la Iglesia española, acudirá el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo.

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