ROMA/MADRID 1 May. (EUROPA PRESS) -
Expertos en historia eclesiástica y teología destacan la función de gobierno de Juan Pablo II y su "contribución" a la caída del comunismo durante su Pontificado, apoyando a los obreros de Polonia con sus mensajes, y dando un "giro total" a la política eclesiástica, a pocos días de su beatificación, que tendrá lugar este domingo 1 de mayo.
En este sentido, el profesor de Historia de Teología de la Universidad de Navarra y miembro del Pontificio Comité de Ciencias Históricas, Joseph Ignasi Saranyana, ha asegurado, en una entrevista a Europa Press, que es "muy importante" que beatifiquen a un Papa, en este caso, a Juan Pablo II, porque es "la persona más visible en la Iglesia, por ser vicario de Cristo".
Saranyana ha explicado que se beatifica a Juan Pablo II "por su gestión como Pontífice", es decir, porque la Iglesia reconoce "que su función de gobierno ha sido ejemplar", y no sólo porque rezara el rosario o celebrara devotamente la misa. "La Iglesia quiere mostrar, en definitiva, que la actividad papal del nuevo beato ha sido modélica", ha subrayado, al tiempo que ha señalado que el milagro "es solo una señal que envía Dios" para revalidar el proceso incoado por la Iglesia.
En cualquier caso, ha puntualizado que, para culminar la beatificación ha habido que probar también que la vida de Juan Pablo II ha sido "coherente", es decir, que ha practicado heroicamente las virtudes cristianas. Sobre este aspecto más personal, ha destacado que Juan Pablo II ofrece, sobre todo, "un modelo espléndido de cómo se debe envejecer y llevar la enfermedad cristianamente".
Para el profesor, esta celebración tendrá una "gran repercusión", porque, a diferencia de otras beatificaciones, promovidas por unos pocos, en este caso, toda la sociedad "cristiana y no cristiana" está "expectante", pidiéndola con un "clamor unánime". Además, considera que la beatificación es asimismo "una respuesta a algunas personas de la Iglesia, incluso teólogos que, de un modo pretencioso, pretenden erigirse en jueces de su Pontificado, descalificándolo".
Por su parte, José Carlos Martín de la Hoz, miembro de la Academia de Historia Eclesiástica, coincide en que la beatificación de Juan Pablo II es "resultado de un clamor popular" y de una "fama de santidad en vida" que en los días posteriores a su fallecimiento, se convirtió también en "fama de favores y gracias" y que, según ha apuntado, "se ha extendido por todo el mundo y ha pasado de generación en generación".
Martín de la Hoz ha afirmado que fue ese "clamor" de la gente el que impulsó a la Iglesia a poner en marcha el proceso de beatificación de Juan Pablo II que, a su juicio, ha sido "uno de los obispos importantes, clave en el Concilio Vaticano II". Asimismo, ha destacado de su Pontificado "el código de derecho canónico, el catecismo de la Iglesia universal y su propia vida de santidad llevada por el mundo entero, testimonio de esperanza para todos los fieles".
De hecho, ha asegurado que la elección de Juan Pablo II como Papa supuso "una vuelta a la esperanza", desde que tomó posesión el 17 de octubre de 1978 en la Plaza de San Pedro de Roma. "Explicó al mundo entero que había esperanza, que debíamos abandonar esos años duros que habíamos vivido de desconcierto para pasar a una etapa de esperanza y de ilusión y de volver a llevar a Cristo a todas partes", añade.
UN FACTOR EN LA HISTORIA
En cuanto a su contribución en la historia, el antiguo jefe de la Cancillería de la Signatura Apostólica y Doctor en Historia Civil y Eclesiástica, Vicente Cárcel, ha asegurado a Europa Press, que con la llegada de Juan Pablo II al Vaticano y con su "cambio" de política prendió "la mecha" para la caída del comunismo.
Según ha explicado Cárcel, el Papa "intuyó que los mismos obreros estaban descontentos con el régimen" y, en su primer viaje a Polonia, "aprovechó sus discursos para apoyar a los obreros" lo que fue, a su juicio, "la mecha que hizo que explotara el sistema". En cualquier caso, Cárcel ha asegurado que Karol Wojtyla "se oponía tanto al comunismo como al capitalismo exacerbado".
Según ha afirmado, ya "en el saludo inicial de Juan Pablo II" tras su nombramiento, y en los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, pudo verse que los cardenales "habían elegido a un hombre fuerte que iba a marcar el ritmo de la historia".
De hecho, ha apuntado que Wojtyla "dio un giro total a la política eclesiástica, que era muy tradicional" y "se arriesgó en todos sus viajes" porque "visitó a todos los dictadores, no porque él quisiera" sino porque "tenía que pagar ese tributo" para poder visitar a las comunidades católicas del país. "Desde el primer momento, Juan Pablo II "se dio cuenta de que el centro de la Iglesia no era la Plaza de San Pedro sino el mundo entero", ha añadido, al tiempo que ha desvelado que hubo tres destinos a los que el Pontífice se quedó con ganas de ir: China, Moscú y Arabia Saudí.
MAYOR APERTURA DE HORIZONTES
Por su parte, el profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de la Santa Cruz en Roma, Carlo Pioppi, ha declarado que la gran aportación realizada por Juan Pablo II a la historia de la Iglesia es "un cambio completo al modo de vivir el Pontificado" que muestra "una figura mucho más cercana a la gente" respecto a sus predecesores.
Según ha explicado Pioppi, Juan Pablo II fue un Papa que "demostró una mayor apertura de horizontes" y una mayor "valentía para abandonar los esquemas" porque antes de Juan Pablo II, los papas "no salían del Vaticano".
Asimismo, ha asegurado que Juan Pablo II "recogió la Iglesia en un momento muy difícil, con muchas divisiones internas entre lo que se llamaría progresistas y conservadores". En este sentido, ha subrayado que "en el post-concilio se había iniciado una especie de pérdida de identidad por parte de los católicos" y que Juan Pablo II consiguió "sacar a la Iglesia de este estado de confusión" y "dio un mayor sentido de identidad a los católicos".
Finalmente, ha señalado que el factor político "es también importante" porque la subida de un Papa polaco al solio Pontificio y de un Papa "como Juan Pablo II" es uno de los factores "que contribuyó a la caída del muro de Berlín y del sistema del socialismo real".