MADRID, 1 Jul. (EDIZIONES) -
Esperar delante de un semáforo en rojo en un cruce en el que no pasa nadie es una situación no sólo molesta para los conductores sino también ineficiente para regular el tráfico. Al menos eso es lo que han debido pensar los responsables del Ayuntamiento de la ciudad holandesa de Bolduque, que han instalado sensores en las vías para que los usuarios tengan que esperar lo mínimo.
Así ocurre en todos los cruces entre carreteras y vías ciclistas en la ciudad. Sensores instalados en el suelo detectan a los ciclistas incluso antes de que lleguen al semáforo, y si el tráfico lo permite, se ponen automáticamente en verde.
Inmediatamente después de que hayan pasado, el semáforo se pone en rojo hasta que llegue el siguiente ciclista, permitiendo que los coches que lleguen a la intersección en ese intervalo pasen sin tener que esperar nada.
De tal modo, que tal como explican los autores de la idea en este vídeo, los tiempos que los semáforos permanecen en verde o en rojo en vez de ser fijo es variable y puede ir desde apenas cuatro segundos (lo justo para que pase un coche) hasta lo que sea necesario para dejar pasar a los vehículos que esperan en la intersección.
