Munilla invita a los jóvenes a distinguir entre lo corriente, como fumar porros, y lo normal, como rezar el rosario

Obispo de San Sebastián
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 17 abril 2013 18:19

MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha asegurado que tener "un suelo firme" en la familia es "muy importante" para sentirte querido "incondicionalmente", para ser capaz de relativizar los problemas de la vida y para aprender a distinguir entre algunas cosas corrientes "que nunca serán normales" --como fumar porros-- y las cosas normales, que no por ello son corrientes, --como rezar el rosario--.

"El que sabe que en su familia tiene un suelo firme y que es querido y amado incondicionalmente, es capaz de mantener un nivel de problemas con mucha mayor naturalidad sin que le turbe tanto, porque tienes un suelo firme. Pero si no tienes un suelo firme, los problemas agobian mucho más", ha explicado durante la conferencia que ha cerrado el ciclo 'Con ojos nuevos', organizado por la Pastoral y alumnos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.

Además, ha recordado una ocasión en Zumárraga en la que habló con un joven para intentar que dejara de fumar porros y cuyos padres también fumaban porros en la sobremesa y ha contado que, un día, un profesor de moral le explicó que en esta vida "hay que distinguir entre lo normal y lo corriente".

"Hay cosas que son muy corrientes, pero nunca serán normales. Será muy corriente que la gente fume porros, o enganche un colocón el fin de semana, pero no es normal. Y, por otra parte, pues mira, será normal que reces el rosario con tu madre y tu padre por la noche, es lo normal pero no es corriente. Yo soy hijo de una familia normal, aunque no corriente, he tenido esa suerte", ha precisado.

Por ello, ha dado gracias por tener un suelo firme, "una familia compacta, íntegra en la que se ha compartido el amor a Jesucristo" y en la que ha tenido el testimonio de unos padres "que se han querido profundamente, que han discutido por quién pasaba la aspiradora". "Y tú decías: ¡mientras discutan por esto vamos bien!", ha recordado entre risas.

EL ENTIERRO DEL PADRE DE UN COMPAÑERO ASESINADO POR ETA

Por otra parte, Munilla ha señalado que ha tenido que afrontar muchos problemas como cuando ETA mató al padre de un compañero de clase. En esa ocasión, según ha recordado, solo fueron cuatro o cinco al funeral, mientras enfrente se celebraba una manifestación "provocando a los que habían ido al funeral". Al cabo de un mes, según ha relatado, en una redada de la Guardia Civil, un miembro de ETA resultó muerto y se convocó una asamblea para hacer huelga en protesta por esa muerte.

Entonces, Munilla, que se define como una persona tímida, y al que en ese momento le temblaba "hasta el ombligo", cuando comenzó la asamblea levantó la mano y dijo: "Aquí hace un mes mataron al padre de un compañero de clase y nadie ha dicho nada, yo no es que vote que no, es que no voto". A continuación, se levantó, se fue a clase y le siguieron tres, de los cuales, hoy uno también es cura. Aquel día, según recuerda, fue "muy importante" para él y le hizo ver que, a veces, Dios pone a las personas en situaciones como cruces de camino y que quedarse "marcado", en realidad, es "una gracia".

"Es muy difícil actuar con libertad hasta que uno no rompa la imagen, hasta que no tengas la santa libertad de actuar como si no estuvieses delante de nadie. (...) Tenemos que pedirle a Dios la gracia de que nuestro público sea él y tomar decisiones de conciencia en libertad. Y yo creo a veces el que te fichen, que estés marcado --este es un tal, un cual--, es una gracia de Dios. Tenemos miedo a que nos encasillen pero te da más libertad", ha subrayado.

Asimismo, otro de los "líos" al que se enfrentó, según ha indicado, fueron los cinco juicios en el Tribunal Supremo de Bilbao de Herri Batasuna contra la construcción de una parroquia. Munilla ha asegurado que este episodio hizo que "muchas personas aletargadas por su fe, despertasen" de su vida de "comodidad, tibieza, medianía" que, a su parecer, es "una desgracia muy gorda". "La madre Teresa dijo que el peor pecado es la indiferencia, no dijo el peor pecado es el aborto, dijo la indiferencia", ha añadido.

CELEBRÓ EL FUNERAL DE 108 JÓVENES DE PROYECTO HOMBRE

Por otro lado, Munilla ha hecho "un poco de propaganda" y ha destacado que ser sacerdote es "maravilloso" pues "permite compartir la vida de todo un barrio, las alegrías, las penas". Entre estas últimas, ha recordado que en los años en que llegó a Zumárraga, su primer destino como sacerdote, el tema de la droga y, concretamente, de la heroína, estaba "en punto álgido" y montones de madres tocaban a su puerta porque no sabían a quién recurrir.

Munilla, que ha asegurado que no había visto un porro en su vida, tuvo que responder y le tocó colaborar mucho con el Proyecto Hombre e incluso celebrar el funeral de 108 chicos que habían ido a Proyecto Hombre pero que a pesar de haber dejado la droga habían muerto. "Algo inolvidable", ha afirmado, al tiempo que ha explicado que con algunos de los chicos incluso preparó la homilía de su funeral antes de que falleciesen.

SU VOCACIÓN

Sobre su vocación, Munilla ha contado que cuando era joven tenía una idea de que un sacerdote tenía que ser "una persona muy madura, segura de sí misma. "Y llegas a sacerdote y dices yo me veo igual de verde. Y dices no, pero los obispos no, los obispos esos sí que serán súper maduros y seguros de sí mismos. Me imagino que al Papa le pasará lo mismo", ha contado, entre las risas de los jóvenes presentes.

Munilla, que asegura que "nunca" se ha "arrepentido" de la llamada de Dios, algo que ni se planteaba, y que afirma que la Iglesia "funciona de milagro porque los que la forman son súper débiles" y es "un milagro" porque "un pecador y un pecador y un pecador suman algo santo", ha concluido su intervención con una anécdota de cuando volvía de Roma después de haber sido nombrado obispo.

"Volviendo en el avión --ha relatado-- vi una familia con mochilas del Encuentro Mundial de las Familias de Valencia. Tenía muchos niños. La madre, que estaba con un niño recién nacido, me vio, se acercó y me preguntó de dónde era obispo. Yo le dije que me acababan de nombrar. Y entonces dijo: 'Niños venid para aquí' y salieron niños de varios asientos, se concentraron en el pasillo y de repente, les dice la madre a los niños: 'Este es el obispo por el que estamos rezando esta semana por las noches un Padre Nuestro'".