Los obispos españoles en la Asamblea Plenaria. - EUROPA PRESS
MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha criticado la ley de memoria democrática, "instrumento de polarización ideológica" y ha recordado los 50 años de la muerte de Franco, afirmando que la Iglesia ha transitado desde "la adhesión" al dictador al "distanciamiento crítico".
"En el año 2028 celebraremos los cincuenta años de la constitución. Estos próximos tres años deberían ser de 'purificación de la memoria' contaminada por los sesgos ideológicos de las leyes de memoria histórica y democrática que, justamente, quieren rehabilitar y honrar a víctimas de la dictadura y enterrar dignamente a quien seguían en fosas y cunetas, pero son, principalmente, un instrumento de polarización ideológica al servicio de los intereses políticos del presente más que cauce para ahondar en la reconciliación que los años de la Transición lograron", ha señalado Argüello, este martes, durante el discurso inaugural de la CXXVIII Asamblea Plenaria de la CEE, que se celebra esta semana en Madrid.
Además, ha puntualizado que frente a las leyes injustas "no basta" declararse objetor de conciencia sino que "hay que promover conciencia". Y ha revelado que, durante el encuentro este lunes en el Vaticano, el Papá León XIV les instó a "no dejarse atrapar por la manipulación de las ideologías".
A su vez, ha animado a ahondar en estos tres próximos años en "las causas profundas de 'la crisis de las democracias liberales y el auge de autoritarismos populistas de derecha e izquierda'". "¿Cómo revitalizar la vida democrática y asegurar principios básicos como la separación de poderes, el principio de legalidad, la dignidad de cada ciudadano y el bien común?", se ha preguntado.
El presidente de los obispos también ha recordado el aniversario que se cumple esta semana de los 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco y ha destacado el recorrido realizado por la Iglesia española desde "la adhesión a Franco" al "distanciamiento crítico".
"Hace cincuenta años la mayoría de los obispos de España, hombres que habían conocido guerra y posguerra, dedicaron a Franco palabras de elogio y agradecimiento, además de pedir sufragios por su alma y orar por el futuro inmediato de España. Las palabras públicas y solemnes del cardenal Tarancón, presidente de la CEE, y de don Marcelo, cardenal primado, muestran el recorrido de la Iglesia española de la adhesión a Franco al distanciamiento crítico en la línea del Concilio Vaticano II y el pontificado del papa Pablo VI", ha subrayado.
Según ha precisado Argüello, los cincuenta años de la muerte de Franco y de la proclamación del rey marcan "el final de una etapa y el comienzo de otra en la sociedad española y también en la Iglesia y sus relaciones con el Estado".
"Finaliza un régimen dictatorial y comienza un camino hacia la democracia. Franco muere en un Estado confesionalmente católico y se inicia la búsqueda de un nuevo estatus de la Iglesia en España, más acorde con lo que el Concilio Vaticano II establece a partir de la constitución pastoral Gaudium et Spes y de la declaración Dignitatis Humanae, ambas de 1965, y lo que una posible constitución democrática pudiera determinar", ha puntualizado.
El presidente de los obispos ha indicado que "la Iglesia vivió con el régimen de Franco una relación singular" que comienza con "el apoyo de la carta colectiva de 1937 y el agradecimiento ante la extraordinaria persecución religiosa", con "6.832 miembros del clero y religiosos asesinados". "La etapa de 1939 a 1958 muestra la gran alianza del 'nacionalcatolicismo'", ha añadido.
TOLERÓ EN SILENCIO EL EXILIO FORZADO
En esta primera etapa, Argüello ha reconocido que la Iglesia "corre el peligro de no ver el sufrimiento de otros españoles también represaliados y tolera en silencio el exilio forzado de muchos españoles, los juicios sumarísimos y las condenas a muerte".
Si bien, ha puntualizado que "ya en esta etapa aparecen movimientos de crítica y oposición" y ha recordado que "en 1946, a sugerencia de Pío XII, el cardenal Pla y Deniel impulsa la creación de la Hermandad Obrera de Acción Católica".
Además, ha puesto de relieve que "a partir de 1958 se inicia un distanciamiento entre la Iglesia y el régimen del general Franco" y ha añadido que "Juan XXIII y el Concilio Vaticano II sientan algunas bases, como la libertad religiosa y la separación Iglesia-Estado, que chocarían frontalmente con la ideología del régimen". También ha destacado que la CEE "valoró, treinta años después, el papel de la Iglesia en la Transición democrática".