MADRID 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, recordó hoy durante la misa con motivo de la Solemnidad del Corpus Christi que el hombre no tiene garantizado "el derecho a la vida". Además, advirtió de que el desempleo pone en peligro el futuro de las familias.
En la homilía de la solemne Eucaristía en la Plaza de Oriente con motivo de la solemnidad del Corpus Christi, que este año tiene como lema "Dadles vosotros de comer", Rouco Varela lamentó que las "nuevas legislaciones" no contemplen el derecho a la vida como "un derecho fundamental anterior al Estado y a la sociedad".
Estas leyes, dijo en referencia al aborto, pretenden "ampliar y facilitar los cauces legales para esa práctica tan terriblemente deshumanizadora para la propia mujer afectada y para la sociedad que la permite, tolera y acoge sin excesivos remordimientos de conciencia".
Tras subrayar el "innegable dramatismo, lacerante y cruel" de la actualidad, el cardenal arzobispo censuró que el "grado de la aceptación social del aborto por amplios sectores de la opinión pública".
"Aquí es --continuó-- donde entran en juego principalmente nuestras responsabilidades de fieles y ciudadanos católicos que saben y conocen la gravedad del mandamiento de Dios que es quebrantado y que conlleva una profunda negación de la caridad cristiana y, consiguientemente, el desprecio de Aquél que dio su vida para que tengamos vida y vida abundante, Jesucristo".
"La celebración de la solemnidad del Corpus de este año nos compromete a ver con mayor profundidad espiritual y apostólica el nexo íntimo que existe entre la Adoración eucarística, auténticamente amorosa y contemplativa, y una eficaz acción práctica a favor de nuestros hermanos necesitados, configurada como amor cercano y concreto".
Un amor, señaló, que "se revela como sólo capaz de sanar y de transformar profundamente las vidas de las personas y los estilos, costumbres y estructuras, socio-económicas, culturales e ideológicas, tan duras e inhumanas, en las que estamos inmersos".
Rouco Varela concluyó encomendando a la Virgen María "a tantos hermanos necesitados, material y espiritualmente" y haciendo un llamamiento para que se dé paso a "la civilización del amor".