MADRID 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) han logrado monitorizar la nube de cenizas del volcán Merapi (Indonesia), que entró en erupción el pasado mes de octubre, para determinar los riesgos que corre el tráfico aéreo a su paso por la zona.
Según explica la agencia, los datos obtenidos por los satélites señalan que el volcán continúa arrojando ceniza a la atmósfera, por lo que volar a través de la nube sería peligroso porque las partículas en suspensión podrían provocar el fallo de los motores del avión.
De hecho, la ESA ha recordado que el pasado 28 de octubre un Airbus de la compañía aérea Thomas Cook Scandinavia cruzó la nube de cenizas del volcán y al aterrizar descrbrieron que los motores habían sufrido serios daños y necesitaban ser sustituidos.
El experto de la Oficina de Meteorología Andrew Tupper, ha comentado que "los datos enviados por la ESA en tiempo real han sido de gran utilidad para el trabajo del los Centros de Vigilancia de Cenizas Volvánicas (VAAC, en sus siglas en inglés" y ha añadido que "esperan descubrir nuevas aplicaciones tras un análisis más detallado"
La agencia espacial ha explicado que el proceso que sigue este estudio es que la información que consiguen los satélites sobre la concentración de cenizas y de gases como el dióxido de azufre en la atmósfera, resultado de una erupción volcánica, se facilita a los VAAC. Así, cuando en los centros se detecta un pico en la concentración de dióxido de azufre, la ESA envía una alerta en tiempo real por correo electrónico, acompañada de un mapa de la región donde se ha detectado la concentración anómala.
Posteriormente, para poder determinar si una aeronave puede pasar con seguridad por encima o por debajo de la nube de cenizas, y para predecir el desplazamiento de la nube, los VAAC necesitan información precisa sobre la altitud y la extensión vertical de la nube de cenizas.
La ESA comenzó el proyecto 'Apoyo a la Aviación para la Evasión de Cenizas Volcánicas' (SAVAA, en sus siglas en inglés) como una demostración que combina los datos obtenidos por los satélites con mediciones de la velocidad del viento para calcular qué altura alcanzarán las nubes de emisiones volcánicas.