Puerto o valle, pero Gamonéu

Picos de Europa
Foto: CELIA GILPÉREZ
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Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 21:14

Por Celia Gilpérez

   Naturaleza e infinita bien podrían ser los dos apellidos de Asturias, tierra que presume, en su búsqueda de guardianes, de ser la elegida por uno de cada cuatro españoles como la comunidad idónea para perderse en una escapada rural, y es que motivos no le faltan a sus pastos ni razones les sobran a los viajeros que la visitan.

   Atractiva por sus playas, sus parajes o su potencial como destino de turismo de aventura, este particular paraíso verde va más allá gracias a sus gentes, y permite al viajero vivir experiencias de valor incalculable.

   Una de esas experiencias que dejan huella, y no solo en el paladar, bien podría ser conocer el proceso de creación del queso de Gamonéu, ese gran desconocido para los urbanitas amantes del Cabrales, que no deja indiferente a nadie y esconde un secreto.

   En el Concejo de Cangas de Onís, los queseros de Gamonéu elaboran a diario este manjar siguiendo los métodos tradicionales con la mezcla en general de leche cruda de vaca, oveja y cabra intentando transmitir a las generaciones venideras su pasión por el oficio.

DE VISITA A LA QUESERÍA.

   Rodeada de pastos y custodiada por el ganado, la quesería d'Onao ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas por tan solo cinco euros y conocer de primera mano el proceso, desde el cuidado de los animales y el ahumado en madera de roble, hasta su posterior maduración.

   Manolo, su propietario, explica con pasión el 'paso a paso' del queso, su día a día en la quesería, sus primeros pasos para exportar el producto a Holanda e incluso cómo su hija ha viajado a Italia para darlo a conocer en una feria gastronómica.

   El Gamonéu de Manolo, del valle, y que se puede degustar al final de la visita con una sidrina es un desconocido para el 99,9% de los visitantes, según apunta el propio quesero, quien insiste en que la mayoría compra uno e incluso hay quien repite experiencia.

SOLEDAD Y DEDICACIÓN, SUS INGREDIENTES.

   Pero no solo hay un Gamonéu. Más allá del valle está el puerto donde cada año, y van más de 50, Antonio acude a primeros de junio con su ganado para dar vida al otro, al Gamonéu del puerto.

   Allí, en la majada de Gumartini, este pastor ya jubilado resiste hasta que le hecha la nieve ayudado por su hermana Covadonga y una "alumna", como él llama a una joven que está aprendiendo el oficio y que por suerte este año le es de gran ayuda.

   El Gamonéu de Antonio, del puerto, podría desaparecer en unos años si no existe relevo generacional, ya que aunque sus sobrinos si que siguen en el negocio han optado por el queso del valle para poder estar cerca de la familia.

EL SECRETO DEL GAMONÉU.

   No obstante, desde que el quesero ordeña el ganado hasta que el consumidor final come el queso, el Gamonéu esconde un secreto en mitad del Parque Nacional de los Picos de Europa, la Cueva Oscura.

   Esta cueva, perteneciente al municipio de Onís y acondicionada para el turismo con pasarelas e iluminación, aunque por el momento no se puede visitar, acoge el proceso de maduración del queso.

   Allí, queseros del valle y el puerto pagan un arrendamiento por las estanterías que usarán para que sus quesos, esos que les suponen horas, días y meses de esfuerzos, obtengan gracias a las condiciones de humedad y temperatura ese sabor tan característico.

CANGAS ENGANCHA.

   Para completar la experiencia, nada mejor que hacer una visita a Cangas de Onis con parada obligada en su conocido puente romano del que cuelga la Cruz de la Victoria, ya que este municipio pese a contar con todos los servicios mantiene el encanto de un pueblo de montaña.

   Su iglesia parroquial, la ermita de Santa Cruz, la capilla de San Antonio o la estatua de Don Pelayo son algunos de sus atractivos, aunque basta con pasear por sus calles o a orillas del Sella para desconectar y relajarse.

   Un buen día para visitarlo es los domingos, jornada en la que los cangueses se echan a la calle para comprar en su tradicional mercadillo productos de la huerta, quesos locales o flores, para después tomar una sidra con los amigos.

DÓNDE ALOJARSE.

   Con unas 4.000 plazas hoteleras concentradas en el Concejo, el Parador de Cangas de Onís se convierte en el alojamiento ideal para una escapada verde y gastronómica, ya que aporta a la visita la parte cultural e histórica que le falta.

   Ubicado en el Monasterio de San Pedro de Villanueva y con vistas a los Picos de Europa, ofrece visitas guiadas para clientes a sus instalaciones en las que descubrir la Capilla de San Miguel, muestra del románico asturiano, y conocer detalles históricos del entorno.

   Además, ofrece la posibilidad de degustar grandes ejemplos de la gastronomía local en marcos incomparables dentro de sus instalaciones como la merluza a la sidra, el arroz con leche u otros platos, en los que por supuesto está presente el queso Gamonéu.