Macacos y humanos se relacionan con los recién nacidos de forma similar

El macaco depositado en Peña Escrita
Ayuntamiento de Almuñécar
Actualizado: jueves, 8 octubre 2009 20:33

MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

Las hembras de macaco y sus crías tienen interacciones en el primer mes de vida que se parecen mucho a las que se producen entre los humanos, según un estudio de la Universidad de Parma en Italia que se publica en la revista 'Current Biology'. Los investigadores señalan que los intensos intercambios que las madres humanas comparten con sus bebés recién nacidos podrían tener raíces muy profundas, según sugiere un estudio en macacos rhesus.

Según explica Pier Francesco Ferrari, responsable del estudio, cuando los padres y madres humanos miran a sus bebés les sonríen y exageran sus gestos, modifican su tono de voz y los besan. "Lo que descubrimos en las madres macaco es muy similar: exageran sus gestos, besan a su bebé y mantienen cruces de miradas mutuos", indica Ferrari.

En los humanos, estas interacciones comunicativas se producen en ambos sentidos. Los bebés son sensibles a las expresiones, movimientos y voces de sus madres y también intercambian emociones con ellas.

"Durante años estas capacidades se han considerado únicamente humanas aunque quizás compartidas hasta cierto punto con los chimpancés", señala Ferrari. Los nuevos descubrimientos amplían estas habilidades sociales a los macacos, lo que sugiere que los monos bebés podrían tener un 'rico mundo interior' que sólo ahora comenzamos a conocer.

Los investigadores examinaron 14 parejas compuestas por madre e hijo durante los dos primeros meses de vida de las crías. Descubrieron que las madres macaco y sus bebés pasaban más tiempo mirándose entre sí que a otros monos. Las madres también llevaban sus labios a los de sus bebés más a menudo, un gesto que las crías imitaban a menudo.

Los autores también observaron que las madres buscaban de forma activa la mirada de sus bebés, en ocasiones sujetando su cabeza y con delicadeza dirigiéndola hacia su cara. En otras situaciones, cuando los bebés estaban separados de sus madres, éstas movían la cabeza muy cerca del pequeño, a veces bajándola y moviéndose frente al bebé. De forma curiosa, estos intercambios casi desaparecían cuando los bebés cumplían el mes de vida.

Según señala Ferrari, el desarrollo de los macacos es mucho más rápido que el de los humanos. Las habilidades motoras de los macacos a las dos semanas de edad podrían compararse con las de un bebé humano de entre ocho y doce meses. "Por ello, la independencia de sus madres se produce muy pronto, lo que sucede después del primer y segundo mes de vida es que los bebés se vuelven más interesados por sus congéneres de la misma edad", añade el investigador.

Los descubrimientos amplían la información sobre los orígenes de esta conducta entre madre e hijo. "Nuestros resultados demuestran que los humanos no son los únicos en mostrar esta comunicación emocional entre madre e hijo. En vez de ello, podemos seguir las bases evolutivas de estas conductas, que se consideran cruciales para el establecimiento de intercambios sociales con los otros en los macacos".

Según concluye Ferrari, las miradas mutuas, la imitación neonatal, los gestos infantiles y los gestos faciales exagerados por parte de las madres son signos distintivos en los macacos, como también en los humanos, de una comunicación interpersonal y quizás incluso de una apreciación mutua de las intenciones y emociones de los otros.