El reto para Vetusta Morla

Pucho, Vocalista De Vetusta Morla
MIGUEL MARTORELL
Actualizado: martes, 2 agosto 2011 15:10

PALMA DE MALLORCA, 2 Ago. (EUROPA PRESS - Miguel Martorell) -

Ya que ver al sexteto madrileño en su tierra natal es misión imposible, la prueba de fuego para un grupo que en las grandes ciudades españolas lo ha conseguido todo era verles fuera de ellas. Su concierto en Inca, un pueblo del centro de Mallorca, era la oportunidad perfecta para tomar la medida a los artífices de 'Mapas'.

¿Cómo se comporta en las pequeñas ciudades un grupo que triunfa en los grandes núcleos de España? ¿Serán divos que piden un camerino lleno de rosas y productos lácteos naturales? ¿Serán tacaños en su repertorio, rancios en su ejecución? ¿Serán perezosos frente a las adversidades, descuidados en los pequeños recintos?

Vetusta Morla aclaró todas las dudas del respetable y aprobó con nota tras su concierto en la isla mediterránea. No empezaron con buen pie, eso sí.

Una intensa lluvia veraniega se alargó hasta mediodía y retrasó el montaje del escenario. A la hora prevista de inicio del concierto todavía hacían las pruebas de sonido. Los teloneros, Club Sibarita, tuvieron que afinar instrumentos y hacer sus pruebas con el público ya entrando en la plaza de toros.

Los asistentes al concierto eran, evidentemente, fieles a la banda. Con mucha menos fama en la isla que en la península, los madrileños consiguieron, sin embargo, reunir a los seguidores más acérrimos, todo hay que decirlo, de su primer trabajo, 'Un día en el mundo'.

Se notó cuando, después de abrir con 'Los días raros' y 'Boca en la tierra', se arrancaron con 'Copenhague' y 'La Marea'. Entonces sí, estalló el público en coros y cánticos; entonces sí, Pucho fue soltándose gradualmente al ritmo de la música de sus compañeros de banda. Las canciones de 'Mapas' se alternaron con las del primer álbum a lo largo de todo el recital. Pocas se dejaron sin tocar.

Se recrearon en sus progresiones melódicas, en sus instrumentalizaciones más rock, mientras Pucho se doblaba, temblaba, explotaba frente al micrófono. La imagen sobria del vocalista se le vino abajo a más de uno viéndole hablar con el público, contorsionarse con 'Sálvese quien pueda' o 'La cuadratura del círculo' y reclamarle a los presentes apoyo para los coros.

Dos bises, una versión de 'Pequeño desastre animal' únicamente con la guitarra acústica y casi dos horas de concierto avalan a los de Madrid en el resto de la geografía española.

Podrían haber cumplido con una hora escasa de concierto. Podrían haber ejecutado cada uno de los temas sin necesidad de interactuar con los presentes. Podrían incluso haberse negado a tocar en el barrizal que se formó en algunos lugares del recinto. Pero entonces no habrían sido ellos.

El éxito de Vetusta Morla no se basa en una campaña de marketing, ni en sonar machaconamente en las radios comerciales, sino en años de trabajo en directos, en salas grandes y pequeñas, en lugares conocidos o remotos, conquistando lentamente a su público y atrayéndole a su estilo.

Los madrileños demostraron en Inca su savoir fair y así deberán seguir a lo largo de su gira por la geografía española. Para su regreso a Madrid, el reto deberían tenerlo claro: Evitar repetir fechas y convocar un único concierto; demostrar, en definitiva, que no hacen falta grandes campañas para llenar uno de los grandes recintos de la capital.