Actualizado 03/02/2017 14:07

Cómo el acto de bondad de un niño desencadenó una serie de buenas acciones

John Thuo
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EDIZIONES, 03 Feb.

John Thuo es uno de los muchos niños sin hogar que viven en las calles de Nairobi, Kenia, y que subsisten a base de limosna. Estos niños son a menudo despreciados, repudiados y vistos como mendigos y ladronzuelos sin ley, ni orden. Pero John Thuo no es como creen que es. Lo que diferencia a John Thuo de los demás es que tiene un noble corazón de oro capaz de cambiar el rumbo de las cosas.

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Su historia comenzó un día en el que el tráfico de la calle era el óptimo para acercarse a los conductores e intentar ganar unas monedas. Aquel día, John se acercó al coche de una mujer que le había llamado la atención. Estaba rodeada de cables y tubos por todos lados. Su nombre era Gladys Kamande.

Gladys Kamande había sufrido un colapso pulmonar, lo que le había dificultado su capacidad respiratoria. Como consecuencia de ello, la mujer debía permanecer conectada a una máquina de oxígeno constantemente. Y no solo eso, con 32 años, Gladys ya había pasado por 12 cirugías; una de las cuales le provocó la rotura del nervio óptico dejándola ciega.

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Como todo niño curioso, John le preguntó para qué eran todos esos aparatos. Gladys aplazó su visita al hospital y se lo contó. A medida que iba conociendo más detalles sobre su historia el niño comenzó a derrumbándose. John empezó a llorar sin consuelo, al darse cuenta de que la vida de aquella mujer había sido más difícil que la suya y, en un intento por recompensarla, metió las manos en sus bolsillos y le dio el poco dinero que tenía encima.

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Un transeúnte que vio al pequeño abrumado por la emoción, sacó una serie de fotografías del momento y la subió a las redes sociales. Y fue en ese momento cuando la historia de John dio la vuelta al mundo. Pero aquí no acaba todo.

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La historia de John arrugó más corazones de los que cupiera esperar y llegó a oídos de personas tan solidarias que se pusieron a recaudar fondos para ayudar a Gladys. El dinero recolectado fue suficiente para sufragar la mitad del coste del nuevo tratamiento al que se someterá Gladys en la India. 

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En cuanto a John, la vida no puede irle mejor. Además de ganarse a una amiga para toda la vida, el pequeño ha sido adoptado por una mujer llamada Nissy Wambugu, quien se hará cargo también de su educación.

Una historia, la de John Thuo que nos demuestra cómo los pequeños actos de bondad pueden desencadenar una serie de buenas acciones.