La principal acusada de una trama neonazi en Alemania defiende ante un tribunal su inocencia

Beate Zschaepe, supuesta miembro de una célula neonazi
MICHAEL DALDER/REUTERS - Archivo
Actualizado: martes, 3 julio 2018 12:29

MÚNICH, 3 Jul. (DPA/EP) -

Beate Zschäpe, la única superviviente de una célula neonazi considerada responsable de la serie de violencia ultraderechista más sangrienta vivida por Alemania en la posguerra, ha defendido este martes su inocencia ante un tribunal, distanciándose de los delitos que se le imputan y que podrían suponerle una pena de cadena perpetua.

"Por favor, no me juzguen por lo que hicieron otros y por algo que yo no quería ni hice", ha afirmado la presunta terrorista en el alegato final de un macrojuicio que se ha prolongado durante más de cinco años y cuyo fallo se dictará el 11 de julio.

Zschäpe ha insistido en que jamás estuvo al tanto de los asesinatos cometidos por sus dos compañeros Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, ya fallecidos, y ha asegurado que desconoce qué criterios siguieron a la hora de elegir a sus víctimas.

Sobre Zschäpe recae la sospecha de integrar junto a Mundlos y Böhnhardt la célula alemana neonazi Resistencia Nacionalsocialista (NSU), acusada de asesinar a ocho inmigrantes turcos y uno griego y a una policía alemana entre los años 2000 y 2007, así como de perpetrar un ataque bomba en Colonia contra el negocio de una familia iraní.

Junto con ella rinden cuentas ante la Justicia Carsten S., Ralf W., André E. y Holger H, acusados de colaboración en la trama de violencia ultraderechista que más revuelo ha causado en la potencia europea desde la Segunda Guerra Mundial.

Durante el juicio, la Fiscalía también acusó a Zschäpe de consumar varios atracos graves y de prender fuego a la última vivienda que compartía con Mundlos y Böhnhardt una vez que ambos habían muerto.

En los últimos cinco años, la Justicia alemana llamó a declarar a cerca de mil testigos y consultó a medio centenar de expertos para intentar arrojar luz sobre la célula neonazi que sembró durante años el terror en Alemania.

El caso, que comenzó a juzgarse en mayo de 2013, dejó al descubierto graves fallos por parte de la Policía y los servicios de inteligencia germanos, que no tuvieron la mínima sospecha de una posible motivación racista y dirigieron las pesquisas hacia el entorno de las víctimas, suponiendo que eran ajustes de cuentas entre mafias extranjeras.

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