Investigador de Elcano dice que las "tensiones independentistas" han complicado la cooperación contra el yihadismo

Actualizado: martes, 14 noviembre 2017 14:28


Una cuarta parte de los detenidos o fallecidos desde 2013 residía en la provincia de Barcelona, un 15% en Ceuta y un 14% en Madrid

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

El director del programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, ha afirmado este martes que las "tensiones independentistas" y la actual situación política en Cataluña han complicado la cooperación a la hora de detectar procesos de radicalización yihadista y de desmantelar grupos y redes.

Así lo ha señalado durante la presentación del documento 'Actividad yihadista en España, 2013-2017: de la Operación Cesto en Ceuta a los atentados en Cataluña". El documento revela que de los 230 detenidos o muertos en operaciones contra el yihadismo desde 2013 una cuarta parte formaba parte células o redes ubicadas en la provincia de Barcelona, seguida de lejos por Ceuta (15 por ciento) , Madrid (14 por ciento), Melilla (9 por ciento), Girona (7 por ciento) y Alicante (4 por ciento).

Reinares ha admitido que en el caso de Barcelona los datos tanto de porcentaje de individuos radicalizados como de implicados en actividades yihadistas están por encima del peso que corresponde a las comunidades musulmanas, y ha reconocido no tener una explicación definitiva para esta incidencia. Eso sí, entre los datos a valorar ha destacado que en Cataluña hay una "asombrosa concentración de comunidades salafistas" y ha dejado claro que "no se puede ignorar".

A su modo de ver, hay "un problema en la gestión de las comunidades musulmanas" que se "ha agravado con las tensiones independentistas" y a eso "se añade un problema real de cooperación en la detección de procesos de radicalización y en la persecución y desmantelamiento de células, grupos y redes que también se ha complicado en el contexto de la actual situación política que se vive en esa comunidad autónoma". Reinares ha puntualizado después que él no ha hablado de agravamiento de la amenaza como consecuencia del independentismo.

El informe, presentado por Reinares y por la investigadora principal del Instituto, Carola García-Calvo, incide además en que solo uno de cada diez yihadistas detenidos o muertos desde 2013 y hasta septiembre de 2017 encaja en la definición de "lobo solitario" --ellos prefieren el término de "actor solitario"--. Al contrario, la mayoría estaban concentrados en bolsas o células afincadas en contextos locales y con una gran densidad de vínculos de vecindad o cercanía.

Además, los actores solitarios no se correspondían con el perfil de autorradicalizado que buscaba ocasión para atentar en España, sino que estaban centrados en el adoctrinamiento y la propaganda. Solo cinco de ellos intentaron viajar a Siria o Irak lo que, dadas las dificultades para el desplazamiento, podría haber propiciado una intención de actuar en España.

La célula de Ripoll, que atentó en Barcelona y Cambrils (Tarragona) el pasado 17 de agosto, es un caso típico: sus 10 integrantes eran vecinos, había entre ellos dos parejas y un trío de hermanos, y una pareja de primos y no tenían ningún soporte 'online'. La mayor parte de las 69 células desarticuladas en estos años son prácticamente estancas, y solo un 4 por ciento de los vínculos entre los 230 yihadistas tuvo lugar entre individuos de diferentes células.

Además, siete de cada 10 de los individuos formaba parte de células "de nueva creación", nacidas después de 2011 -de la muerte de Osama bin Laden y de las primaveras árabes--, pero tres de cada 10 se ubicó en células "regeneradas", en la que al menos un integrante que ya había participado en actividades yihadistas.

IMPORTANCIA DE LOS PROGRAMAS EN PRISIÓN

Reinares ha alertado de que las condenas por actividades yihadistas oscilan entre los seis y los siete años de prisión, lo que "anticipa un fenómeno de potencial reactivación de individuos" que hayan pasado por la prisión y no se hayan desradicalizado. De ahí, ha recalcado, la importancia de los programas de desradicalización en la cárcel.

Reinares ha dicho no poder responder a si la amenaza yihadista en España y en Europa se ha incrementado a medida que DAESH ha perdido terreno en Irak y Siria -y especialmente con la pérdida de las ciudades de Mosul y Raqqa-- aunque ve "obvio" que "hay cierta modificación del frente externo al frente interno".

Eso sí, entre los que regresan ha señalado que hay algunos combatientes que resultan una amenaza pero otros "retornan muy desilusionados, otros no saben donde están".

CAE EL NÚMERO DE COMBATIENTES EXTRANJEROS

Con todo, sí han destacado que, a finales de 2017, los fallecidos y detenidos en España superan por primera vez a los combatientes extranjeros, en parte por el declive de DAESH sobre el terreno y en parte por los esfuerzos de los Gobiernos para evitar la salida de combatientes.

Esto, ha apuntado García-Calvo, "tiene repercusiones en términos de la seguridad de las sociedades europea y española", porque hay que tener en cuenta que los que querían salir "pueden cambiar sus planes y llevar a cabo su voluntad de cometer actividades terroristas dentro del país".

Según sus cifras, 2015 fue el año de más salidas de combatientes extranjeros, con una media de 6,3 al mes, que en 2016 cayó a 5,3 como promedio mensual y en 2017 a 2,3.

El 74 por ciento de los individuos formaba parte de células que se relacionaban con su organización de referencia (mayoritariamente el Estado Islámico o DAESH) a través de un enlace (combatiente extranjero o facilitador).

Del total de 69 células desarticuladas, 47 tenían funciones de adoctrinamiento y reclutamiento, y de ellas 27 tenían además capacidad de enviar gente al extranjero. El 27,7 por ciento de los yihadistas incluidos en la base de datos de Elcano formaban parte de células o redes que desarrolló "funciones operativas" de terrorismo en España, es decir, que idearon, planificaron, prepararon o ejecutaron -como fue el caso de la de Ripoll-- actividades terroristas, ha explicado García-Calvo.

Los investigadores han señalado que atentar en un país es más fácil para los que no son nacionales del país en cuestión (en el caso de las células situadas en España es más fácil para los marroquíes). Y, aunque España no es un territorio en conflicto, han recalcado que para los "imbuidos de yihadismo" buena parte de España sí lo es, y que tanto los integrantes de la célula de Ripoll como en su día la que perpetró e 11-M aludían a sí mismos con menciones a Al Andalus.

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