El propietario de la furgoneta: los etarras se comunicaban por silbidos

Actualizado: lunes, 3 mayo 2010 16:58

MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -

El propietario de la furgoneta bomba que fue utilizada por ETA en el atentado del 30 de diciembre de 2006 en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid) relató ante el tribunal que juzga a los tres presuntos autores de esta acción terrorista que, durante los tres días que estuvo secuestrado, sus captores se comunicaban por "silbidos" para no ser identificados.

Durante la primera sesión del juicio que comenzó este lunes contra Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastian, el dueño de la Renault Traffic que explotó provocando la muerte de dos personas --Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate-- explicó que tampoco pudo ver el rostro de los tres supuestos etarras que le secuestraron el 27 de diciembre de 2006 cuando se encontraba en el sur de Francia, porque desde el primer momento le taparon la cabeza con una capucha.

El joven afirmó que, tras abordarlo cuando se encontraba en el aparcamiento de una estación de esquí, los presuntos terroristas lo esposaron y lo trasladaron a un turismo, en el que permaneció las tres noches que estuvo cautivo. Durante este tiempo, sólo uno de ellos habló con él, en castellano, para identificarse como miembro de ETA y advertirle de que "no intentara hacer nada" porque "iban en serio". Entre ellos sólo "se silbaban", dijo.

Además, explicó que le pidieron que mandara un mensaje de móvil a algún familiar para que no se preocuparan y le aseguraron que la noche del 31 de diciembre estaría libre. No obstante, el secuestro acabó antes, poco después de que estallara la furgoneta-bomba en Madrid, el 30 de diciembre. Esa mañana sus secuestradores "se pusieron nerviosos" tras escuchar una noticia en la radio y le anunciaron que todo había "acabado", explicó.

El joven fue abandonado en otra localidad del sur de Francia y desde ahí cruzó la frontera a España. A preguntas del fiscal Daniel Campos, admitió que no intentó darse la vuelta para ver a sus captores porque "estaba aterrado". "Si había aguantado tres noches en un maletero, podía esperar un rato más", indicó.

El presidente del tribunal, el magistrado Alfonso Guevara, no dejó al resto de acusaciones indagar más sobre los detalles del secuestro, ya que, recordó, este asunto es objeto de un procedimiento en Francia y la declaración del testigo tiene como objetivo "sentar las bases de dónde sale la furgoneta". Poco antes, el juez Guevara había reprendido a la víctima del secuestro, por tutear al fiscal. "Que ya no se le escape más", le pidió, tras asegurar que no hubiera consentido que este tratamiento se hubiera dirigido a él.

POLICIAS HERIDOS

Este joven fue el último testigo en declarar durante la primera sesión del juicio, que continuará mañana a las 9.30 horas. Previamente, declararon más de una decena de agentes de la Policía Nacional, la Policía Local y la Ertzaintza, que intervinieron en las primeras actuaciones tras el atentado. Algunos de ellos tuvieron que ser atendidos al verse afectados por la explosión.

Una de las agentes de la Policía Local, a quien la deflagración la alcanzó cuando se encontraba a 30 metros de la furgoneta, explicó que en ese momento estaba embarazada, aunque lo desconocía, y tuvo una gestación "de riesgo". Esta mujer y otro compañero de este cuerpo policial explicaron que acudieron al aeropuerto para colaborar en su desalojo, pero aseguraron de que no les advirtieron de la hora para la que estaba prevista la explosión.

Otro agente de la Comisaría del Aeropuerto de Barajas explicó que el vehículo se encontró cuando faltaban 12 minutos para las nueve de la mañana, tras haberlo buscado por toda la terminal, ya que no sabían en qué módulo se encontraba. Sin embargo, en su llamada a la DYA de San Sebastián, el etarra que avisó de la colocación de la furgoneta dijo que estaba "en el parking D de la terminal 4".

LOS ACUSADOS NO DECLARAN

Los tres presuntos autores del atentado se negaron a declarar ante el tribunal y rechazaron responder a las preguntas del fiscal Daniel Campos, las acusaciónes particulares, la acción popular ejercida por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la abogada de la defensa, que no formuló ninguna cuestión.

"No reconozco a este juzgado fascista y no voy a declarar", afirmó Sarasola. Portu aseguró que todo lo que "debería decir aquí" lo declaró "bajo tortura" y San Sebastián fue el último en negar el tribunal y acusarlo de "aceptar la tortura".

Los tres entraron en la sala pasadas las 10.15 horas, con 45 minutos de retraso respecto a la hora fijada para el inicio de la sesión, y saludaron con sonrisas y gestos disimulados a una decena de amigos y familiares presentes entre el público, que repitieron una vez concluida la sesión. Al juicio también acudieron parientes de los fallecidos y de las asociaciones de víctimas Dignidad y Justicia y Asociación de Víctimas del 11-M.

Nada más comenzar el juicio, el presidente del tribunal dio traslado a las partes de una nueva prueba pericial, cuya aportación a la causa ha sido admitida, y que consiste en una prueba caligráfica de una nota manuscrita por San Sebastián, hallada en su casa, con los números de teléfono de Bomberos de Madrid, a los que se avisó de la colocación de la bomba. Fuentes fiscales destacaron la importancia de esta prueba, que corrobora que este presunto etarra es el autor de las anotaciones y aporta nuevos indicios de su participación.

También declararon hoy agentes de la Policía Nacioinal que relataron las dificultades iniciales para localizar la furgoneta cargada de explosivos, tras las llamadas telefónicas que, según el relato de la Fiscalía, realizó Portu para avisar del atentado, ya que en los datos aportados "bailaba un número" de la matrícula, aunque no se pudo precisar si partió del informante de ETA o si, por el contrario, partió de la persona que tomó los datos de la llamada.

Otro agente relató cómo en la visualización de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad colocadas en la terminal del aeropuerto se encontró a un individuo que "resultó muy llamativo por la indumentaria que llevaba", ya que portaba una muleta, una gorra con visera y una mascarilla "para no ser reconocido".

Además, también se hallaron imágenes de la furgoneta, que había sido aparcada un día antes, y de su conductor, que, según este testigo, "llevaba una gorra" con un anagrama "parecido" al que portaba el individuo de la muleta.

Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, el ex jefe miliar de ETA Garikoitz Aspiazu 'Txeroki' fue quien dio a los acusados las indicaciones de cómo llevar a cabo el atentadio, e incluso les dijo cómo debían ser la caracterización de Sarasola en el momento del atentado.

Los tres acusados se enfrentan a 900 años de cárcel cada uno por su supuesta participación en el atentado. En concreto, el fiscal les considera responsables de dos delitos consumados de asesinato terrorista, uno de estragos terroristas y 41 de intento de asesinato, en relación con el número de personas que resultaron heridas a causa de la explosión.