MADRID, 14 Mar. (EDIZIONES/Portaltic) -
El famoso físico teórico Stephen Hawking, fallecido este miércoles a los 76 años de edad, será recordado entre otros muchos aspectos por ser una de las principales voces autorizadas que no ocultó su escepticismo, e incluso miedo, por el auge de la tecnología de la inteligencia artificial (IA).
Su comentario más notable al respecto lo realizó en diciembre de 2014, cuando el científico británico afirmó a la BBC que el desarrollo de una inteligencia artificial completa "podría significar el fin de la raza humana". Pese a defender la utilidad de los primeros desarrollos de esta tecnología, Hawking manifestó entonces su preocupación por la creación de sistemas IA que pudiesen igualar o superar las capacidades intelectuales de los humanos.
Afectado por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) desde los 21 años, Stephen Hawking se comunicaba a través de un sistema informático que reconocía determinados gestos y movimientos de sus mejillas y, basándose en una herramienta de textos predictivos --inteligencia artificial, al fin y al cabo--, redactaba unos textos que a continuación leía una voz robótica que el científico se negó a cambiar durante décadas.
El físico teórico repitió sus críticas a la IA en mayo de 2015, cuando en una conferencia en Londres vaticinó que los ordenadores superarán a los seres humanos "en los próximos cien años" gracias a esta tecnología. En aquella ocasión, advirtió de que los humanos tienen que asegurarse de que los equipos tengan "objetivos alineados" con los suyos.
Pocos meses después, en un chat 'online' a través del foro Reddit, Hawking explicó que si las máquinas se desarrollaban lo suficiente como para ser capaces de producir "todo lo que necesita" el hombre, la situación global sería dependiente de la distribución de los productos que aportan bienestar a la humanidad.
En ese sentido, el científico mostró su temor por que esta situación pueda derivar en una mayoría "miserablemente pobre" frente a los propietarios de las máquinas, si estos "se agrupan con éxito contra la redistribución del bienestar".
Stephen Hawking lideró una postura que también comparten otras figuras del sector tecnológico como el empresario Elon Musk, CEO de compañías como Tesla, Space X, Neuralink o The Boring Company, que también se mostró contrario al sobredesarrollo de la IA, argumentando que podría desencadenar una Tercera Guerra Mundial, cuyo detonante no sería una decisión humana, sino la de una máquina que determinase que un ataque era el mejor camino hacia la victoria.
