Actualizado 18/06/2015 17:55

Prorrogada hasta septiembre la exposición del 'San Juanito' en el Prado

El 'San Juanito' de Miguel Ángel. Museo del Prado
EUROPA PRESS

JAÉN, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

El 'San Juanito' de Miguel Ángel, la única escultura del autor que se conserva en España, podrá seguir viéndose "hasta finales de septiembre" en el Museo del Prado, donde se exhibe desde el pasado marzo dentro del programa 'La obra invitada' que patrocina la Fundación Amigos del Museo del Prado.

Así lo ha señalado este jueves a Europa Press, Juan Manuel Albendea, director general de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que es la propietaria de esta obra procedente de la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda (Jaén) y que se encuentra en la sala 47 del edificio Villanueva del museo madrileño.

En un principio, iba a permanecer allí hasta el 28 de junio, pero se ha acordado la "prórroga" de la exposición, algo que, en su opinión, "es suficientemente elocuente" de la acogida que ha tenido y por lo que ha expresado su satisfacción. En este sentido, ha valorado la difusión que supone para este San Juan Bautista Niño, pero también para su lugar de procedencia.

"Por El Prado pasan numerosos visitantes, muchos de ellos extranjeros, que probablemente no hayan oído hablar de Jaén, Úbeda y Francisco de los Cobos --secretario del emperador Carlos V con el que la obra llegó a España--, y con esta muestra tienen la oportunidad de descubrirlos", ha apuntado Albendea, quien ha valorado, además, la difusión de la labor que la propia Fundación realiza.

Y es que, el 'San Juanito' fue prácticamente destruido a comienzos de la Guerra Civil y estuvo reducido a fragmentos hasta su restauración en el Opificio delle Pietre Dure de Florencia (Italia), de modo que ésta es la primera vez que se puede disfrutar en España tras ese complejo proceso de recuperación. Además, la Fundación Casa Ducal de Medinaceli está "ultimando el proyecto" para el regreso de a su casa, en la Capilla de El Salvador, donde se le dedicará "una sala exclusiva".

Obra de juventud de Miguel Ángel, anterior a la Piedad del Vaticano y a los frescos de la Capilla Sixtina, la escultura fue donada por el duque de Florencia, Cosmé I de Medici, a Francisco de los Cobos. Éste la envió a España, a su villa de Sabiote, y posteriormente pasó a enriquecer, tras su muerte, la capilla sepulcral del Salvador de Úbeda que mandó construir en su ciudad natal.

Estuvo expuesta hasta 1936 en un nicho cerca del retablo mayor de madera dorada realizado por Alonso de Berruguete, también gravemente dañado a comienzos de la Guerra Civil, cuando también sufrió desperfectos que destruyeron gran parte de la misma: quedó reducida a fragmentos y la cabeza fue quemada. De hecho, sólo se pudieron recoger de 14 fragmentos, equivalente al 40 por ciento de su volumen original.

La Fundación Casa Ducal de Medinacel encargó su restauración al Opificio delle Pietre Dure Florencia, un proceso que comenzó en 1994. Para su intervención, se utilizaron métodos novedosos, como el láser para limpiar la superficie negra y abrasada de la cabeza o la reconstrucción virtual en 3-D de la escultura completa basándose en fotografías tomadas poco antes de su destrucción.

Una vez montada la estatua con los fragmentos originales de mármol, se integraron las partes perdidas, realizadas con fibra de vidrio y luego estucadas, entonadas con témpera y selladas con cera y barniz; también se usaron imanes para juntar los diversos trozos. La escultura recuperada fue presentada al público florentino en 2013.

EJEMPLO DE ESCULTURA HELENÍSTICA GRIEGA

Al volver de Bolonia a Florencia, en 1495, el primer encargo de Miguel Ángel fue una estatua en mármol de un San Giovannino hecha para Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis (primo de Lorenzo el Magnífico). Sin embargo, en lugar de seguir el modelo del San Juan Bautista de Donatello como hacían los demás escultores florentinos, Miguel Ángel representó a un santo más joven, como un niño de unos 6 o 7 años.

La escultura, de 130 centímetros, sigue el ejemplo de la escultura helenística griega y apoya la pierna izquierda sobre una roca, que dobla ligeramente, con los brazos doblados, la cabeza ligeramente inclinada y el cuerpo desnudo cubierto por un vellocino.