HUELVA, 24 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Presidente Asaja-Huelva, José Luis García Palacios, realizó hoy un balance "agridulce" en el informe que presentó ante la Asamblea General y solicitó una "mente clarividente" en la Administración que sea capaz de atajar los "graves problemas del sector, para no verlo definitivamente abocado a la desaparición tras ser de los primeros en padecer la crisis, junto a otros sectores desfavorecidos", por lo que exigió un "golpe de timón de 180 grados".
García Palacios, en su repaso a las circunstancias de la provincia, catalogó la situación del sector como "caótica", especificando que, la ganadería "sufre una caída en picado sin aparente solución", debido a la incidencia de la Lengua Azul en 2007, al hundimiento de los precios de los productos ganaderos, así como el incremento de costes de producción en hidrocarburos, piensos y materias primas hace "prácticamente inviable la continuidad del sector", según explicó la organización en un comunicado.
Tras las más de 25.000 cabezas de ganado (principalmente ovino) muertas el año pasado, García Palacios denominó de "agónica" la situación de la ganadería onubense en sus tres variantes principales --vacuno, ovino y porcino--, por lo que "se necesitan medidas correctoras con urgencia para que, al menos en el medio plazo, se vea luz al final del túnel", explicó.
El presidente de Asaja-Huelva añadió que las pérdidas "son millonarias en euros, decenas de millones que se han perdido en la última campaña con explotaciones cerradas y otras que han interrumpido temporalmente su actividad" y, de igual forma, y en su deseo de que la búsqueda de soluciones desde la Administración "se afronte de forma global" recordó otros "males cotidianos", como el "exceso de burocracia, la elaboración de leyes desde el desconocimiento del sector o el cambio constante de las mismas".
Por este cúmulo de razones, y aprovechando la firmeza y unidad de los más de 3.000 asociados con los que cuenta Asaja-Huelva en la provincia, su presidente aprovechó para "insuflar ánimo y esperanza, que es lo último a lo que se puede agarrar el ganadero, intentando hacer suyo productos con la misma buena calidad que siempre, mientras llega alguna cabeza con la suficiente visión de futuro como para que asegure la viabilidad de las explotaciones".
