MÁLAGA, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
La localidad madrileña de Buitrago del Lozoya tiene desde hace más de 20 años un Museo Picasso nacido de la amistad del pintor malagueño y su barbero, Eugenio Arias, durante el exilio en Francia. Éste acoge actualmente más de 50 obras del pintor malagueño entre piezas de cerámica, dibujos, fotografías y su obra gráfica. Las obras fueron donadas por el artista andaluz al peluquero por la gran amistad que les unía.
"El de Buitrago es un museo de amistad, la que nació entre Picasso y Arias, en el exilio, concretamente en Vallauris, Francia. El peluquero es natural de Buitrago y las obras que le dio el genial pintor las donó al municipio. Es un museo con un valor humano muy grande", explicó a Europa Press el alcalde del municipio, Ángel Martínez.
Así, concretó que el problema del museo es su ubicación, en los bajos del propio Ayuntamiento. "Es un claro ejemplo de cómo el continente desprestigia al contenido. Tenemos una pelea, por así decirlo, con la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid porque ésta sólo gestiona tres museos, y uno de ellos es éste, y la verdad es que el emplazamiento no es el adecuado", criticó.
"Es un recinto pequeño, mal iluminado, no tiene condiciones para albergar un museo de esta importancia, que recibe bastantes visitas para estar en una localidad con algo más de 2.000 habitantes", precisó, al tiempo que explicó que Arias sigue vivo en Francia, aunque con problemas mentales, y el contacto lo mantiene con sus dos hijos.
Con respecto al barbero, nacido en Buitrago en 1909, Martínez afirmó que se le debería haber hecho un homenaje por la donación que hizo al municipio y a su museo en concreto, creado en 1985. "No se le ha hecho lo que se merece y es en el mismo pueblo donde no se le da mucho valor a lo que tenemos, pero desde el Consistorio estamos volcados en sacar adelante el museo", sentenció.
Éste, que se puede visitar de manera gratuita, resulta un claro ejemplo de las consonancias y las relaciones que se establecieron entre ellos, reflejando las aficiones, las pasiones y las preocupaciones compartidas: el exilio, la afición a los toros, la militancia izquierdista, la nostalgia por la cultura española y el respeto y afecto a la profesión de barbero por parte del artista.
LA AMISTAD.
La amistad se forjó en el exilio de los dos en Francia, concretamente en Vallauris, donde se conocieron por casualidad en la barbería de Arias. Hay un libro que relata la historia de su amistad, 'El barbero de Picasso: historia de una amistad', de Monika Czernin y Melissa Müller, "que habla perfectamente cómo fue la historia", precisó Martínez.
Picasso acudió desde 1948 a la barbería de Eugenio Arias en Vallauris, donde disfrutaba de la conversación con el barbero, un exiliado comunista, como él. En palabras de Eugenio Arias, Picasso siempre estaba atento a los problemas de sus compatriotas y procuraba entablar conocimiento con ellos. "Era como un balón de oxígeno para nosotros", afirmaba.
El pintor, fiel a las amistades antiguas, hizo partícipe a Arias de su círculo artístico e íntimo de amistades, de las cuales también se conservan recuerdos en el museo: Jacqueline Rocque, Françoise Gilot, Jean Cocteau, David Douglas Duncan, Edouard Pignon, Hélène Parmelin o André Villers.
Arias, exiliado como el propio Picasso, fue su peluquero y amigo durante 26 años. Apenas conversaban de política a pesar de sus afinidades ideológicas, pero compartían la vida cotidiana: jugaban a las cartas, realizaban rondas a los bares, asistían a las corridas de toros, conversaban sobre España y Arias le recitaba poesía española. Además, Arias se encargaba de las relaciones humanas del artista con el mundo exterior durante los años que vivió en Vallauris.
EL MUSEO.
El núcleo central de la colección está formado por 54 obras y otros objetos regalados y dedicados por Picasso a Arias. Este conjunto, de naturaleza muy variada, reúne dibujos, obra gráfica, cerámicas, carteles, libros dedicados a su obra, y otras peculiares como una caja de útiles de peluquero pirograbada y una placa de cagafierro.
Forman parte del conjunto, varias fotografías de André Villers, aportadas por Arias al museo en la década de los noventa y un busto escultórico de Picasso realizado por F. Aguilar.
A este núcleo se suman ocho piezas de cerámica procedentes de la colección de la antigua Diputación Provincial de Madrid, que se incorporaron a la colección a finales de la década de los 80.
En cuanto a los dibujos, la colección abarca una gran diversidad de temas como la tradición mediterránea, la fiesta taurina, referencias a Rembrandt y personajes ligados a su tiempo, motivos simbólicos como la paloma de la paz, retratos, entre los que destaca el de Jacqueline, así como algunos masculinos.
A lápiz de color, pastel, tinta aguada, rotulador o bolígrafo, aparecen generalmente en las portadas o guardas de libros que documentan la vida y obra de Picasso, carteles o catálogos de exposición de su obra.
OBRA GRÁFICA.
En la temática de la obra gráfica aquí reunida --litografía, linografía y grabado sobre celuloide-- prevalece el antifranquismo y la paloma de la paz aparece utilizada con un claro significado de compromiso político con la defensa de los derechos humanos y la reivindicación de libertad para los presos políticos españoles. Incluso el retrato de la madre de Eugenio Arias, Nicolasa Herranz, fue realizado, según Arias, con motivo de la petición de amnistía para los españoles exiliados.
La colección de carteles y reproducciones realizados por impresión fotomecánica es numerosa y de diverso asunto: el tema del pintor y la modelo y la Antigüedad clásica, ambos de innegable sentido erótico, carteles para anunciar el Congreso Mundial para el Desarmamiento y la Paz y otros para presentar exposiciones de su obra en las Galerías Lucie Weill y Madoura.
Además de este espacio cultural, el alcalde destacó que la localidad tiene el atractivo añadido de que tiene el único recinto amurallado completo de la Comunidad de Madrid y que tiene "un patrimonio histórico muy importante".
