MÁLAGA, 23 Feb. (EUROPA PRESS) -
Agentes de la Policía Nacional detuvieron en las localidades malagueñas de Marbella y Benalmádena a dos ciudadanos estonios, sobre los que pesaban sendas órdenes europeas de detención y entrega emitidas por las autoridades italianas, y que presuntamente forman parte de una organización compuesta, en su mayoría por ciudadanos de Estonia, especializada en cometer robos con armas en joyerías de alto nivel. En principio, la red podría haber cometido unos 200 asaltos en toda Europa.
Así, otro supuesto integrante de la organización, también reclamado por Italia, estaba ingresado en la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre y ha sido trasladado a Madrid para ser puestos a disposición de la Audiencia Nacional junto con los otros arrestados, según informaron desde la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil.
En la operación, llevada a cabo por la Udyco Central y la Unidad Nacional de Europol, colaboraron agentes de la Udyco-Costa del Sol de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental, de la Comisaría Provincial de Málaga y de la Comisaría Local de Torremolinos.
La investigación se inició hace 17 meses y se desarrolló de forma simultánea en Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Lituania y España. En esta última fase, las autoridades italianas habían emitido 35 órdenes europeas de detención y entrega contra los principales sospechosos, entre los que se encuentran algunos líderes del grupo.
Con la operación, denominada 'Rudol II', culmina una investigación iniciada por los servicios policiales italianos sobre una organización criminal de delincuentes, especializados en cometer robos con armas en joyerías de alto nivel. En algunas ocasiones cometían sus asaltos fracturando los escaparates de los establecimientos con herramientas de gran contundencia.
Los agentes italianos tenían identificados, desde hace casi dos años, a varios miembros de la organización implicados en atracos a joyerías de la ciudad de Milán. Se estima que el grupo ha cometido más de 200 atracos en distintos países de Europa, principalmente en Reino Unido, Portugal, Suecia, Dinamarca, Suiza, Bélgica, Austria, Finlandia, Holanda, Alemania, Italia y España.
Para cometer los atracos, algunos miembros del grupo efectuaban una labor informativa previa y, posteriormente, cometían el robo mediante amenazas e intimidaciones al personal del establecimiento, empleando una gran violencia.
El botín podría superar los 40 millones de euros y algunas piezas se han recuperado en subastas de Internet. Las ganancias obtenidas se "invertían" en otras actividades ilícitas, según precisaron en el comunicado.
Las primeras investigaciones iniciadas en Italia contaron con la colaboración de las Unidades Nacionales de Europol y de la propia Central de la organización con sede en La Haya. "La eficacia en la cooperación policial internacional ha sido muy importante para lograr el resultado final", según destacaron.