UCO desarrolla un método para revisar el rastro de productos de desinfección en alimentos

Actualizado: lunes, 14 diciembre 2015 17:36

CÓRDOBA, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -

La Universidad de Córdoba (UCO) ha desarrollado una metodología que permite identificar la presencia de rastros de subproductos de desinfección en quesos, aunque también tienen descrito el proceso para vegetales, zumos, leche y productos lácteos, investigación que tiene gran repercusión internacional dado que es la primera información existente sobre el tema.

A través de un comunicado, la UCO ha informado de que en 2008, Naciones Unidas, a través de su organización para la alimentación y la agricultura, la FAO, reclamó en su 'Libro Verde' una mayor investigación científica en torno a la presencia de algunos subproductos derivados del empleo de desinfectantes en la industria alimentaria y en el agua que se utiliza.

El uso de desinfectantes está relacionado con la seguridad alimentaria ya que asegura la ausencia de agentes patógenos; sin embargo también reaccionan con la materia orgánica del alimento originando subproductos de desinfección que pueden resultar tóxicos.

La presencia de subproductos de desinfección puede ser tóxica si sus concentraciones superan ciertas concentraciones, por ello en Europa y Estados Unidos sus concentraciones están limitadas en agua de consumo. "Si no se desinfectara el agua que consumimos, resurgirían enfermedades como la peste", ha explicado la catedrática Mercedes Gallego.

De forma general, la presencia de estos subproductos en los alimentos es mínima, medida en partes por billón, lo que no afecta a la calidad o al sabor de los mismos. "En todo caso, es indicativo de la desinfección necesaria y nos asegura la ausencia de patógenos", ha resumido la doctora del Departamento de Química Analítica María José Cardador.

Un trabajo de investigación ha permitido identificar simultáneamente por primera vez las dos principales familias de subproductos de desinfección, trihalometanos y ácidos haloacéticos, en quesos elaborados en diferentes lugares de Europa, desde frescos griegos a curados españoles.

Para ello, se ha desarrollado un método automático por cromatografía de gases y espectrometría de masas que permite su determinación. Estos compuestos, originados tras la desinfección del agua que se emplea en la industria alimentaria o bien por la limpieza de materiales que entran en contacto con los alimentos, quedan en multitud de productos de consumo.

El estudio, que ha sido publicado recientemente en la revista científica 'Journal of Chromatography A' y ha contado con la financiación del Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco), ha demostrado que estos subproductos se encuentran siempre a niveles muy bajos. En todos los tipos de alimentos estudiados la contribución a la ingesta máxima establecida no supera los límites establecidos para agua potable.

LEGISLADORES E INDUSTRIA

El trabajo de investigación permite ayudar a futuros legisladores a establecer los rangos que les puede exigir a la industria alimentaria en la presencia de ácidos haloacéticos. En la actualidad, en la Unión Europea sólo está legislada por medio de una directiva de 1998 la presencia de la otra gran familia, los trihalometanos, del que el cloroformo es el más conocido.

En los diferentes países miembros se establece una horquilla legislativa de entre 60 y 100 microgramos por litro. "Estamos en buenas manos", ha resumido Gallego. También ayudará a que la industria alimentaria establezca sus propios sistemas de control y medición.

Tanto la Unión Europea como Estados Unidos disponen de normas para el control en el agua de consumo, pero no en la de piscinas. El cloro, el principal desinfectante, es usado frecuentemente en piscinas. "La cantidad empleada es diez veces mayor que en el agua potable ya que existe una gran cantidad de materia orgánica procedente de los usuarios de estas instalaciones. De esta manera, con el uso de cloro como desinfectante, se reducen los riesgos de enfermedades", ha explicado la catedrática Gallego.

LA HISTORIA DE JOHN SNOW

La desinfección del agua tiene un protagonista con nombre de personaje de Juego de Tronos, John Snow. Este epidemiólogo británico logró identificar en 1854 el causante de una epidemia de cólera que se extendía por Londres. Situó en un mapa los casos de la enfermedad y los pozos y fuentes de donde bebían los afectados.

Snow observó que los enfermos bebían agua de la misma procedencia, de esta manera, trazó a partir de herramientas de geolocalización el origen de la epidemia, que causó más de 700 fallecidos, y las autoridades sanitarias pudieron frenarla.

Asimismo, Snow abrió la vista ante la necesidad de tratar el agua de los microorganismos que pueden afectar a la salud pública. Actualmente, los desinfectantes están presentes en casi todos los ámbitos de la vida, desde el comercio de frutas, verduras o carne, a la oficina o el hogar, donde todos los objetos que usamos son habitualmente limpiados con estos productos. Funcionan como una invisible capa protectora de nuestra calidad de vida.

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