Condenados a cuatro años los dueños de un bar por el excesivo volumen de la música

Actualizado: miércoles, 14 marzo 2012 15:40
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SEVILLA, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cuatro años de cárcel a los dos propietarios de un bar ubicado en un bajo de un edificio de localidad sevillana de Dos Hermanas por el "excesivo" volumen de la música que ponían a diario y en horario nocturno, lo que ocasionaba ruidos "intolerables" en el interior de las viviendas de algunos vecinos, que sufrieron incluso depresiones e "intenso" estrés.

   En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial relata que, desde agosto de 2007 hasta mayo de 2008, ambos acusados, Gabriel B.P. y Sara B.M., ponían la música en su bar 'El Coyote' "a diario en horario nocturno y, en especial, durante las madrugadas de todos los fines de semana".

   El volumen "notoriamente excesivo" de la música ocasionó "ruidos intolerables" en el interior de las casas de algunos vecinos, especialmente en las viviendas de dos de ellos, pero a pesar de que los imputados "conocían las graves molestias" que "continuadamente" causaban a los vecinos, "quienes les mostraban sus quejas a causa del ruido nocturno procedente del bar".

   Asimismo, y a pesar de las "constantes" inspecciones de la Policía Local, alertada tras las denuncias vecinales, los procesados "volvían a conectar la música tras la marcha de los agentes que continuamente acudían al lugar de madrugada". Así, los agentes realizaron hasta diez inspecciones en las que comprobaron "el exceso de ruido" e incluso las medidas puestas por los acusados "para no ser descubiertos".

   La sentencia recoge que incluso el Ayuntamiento de la localidad abrió al bar un expediente sancionador una vez "comprobados los ruidos abusivos", ya que éstos superaban el límite permitido en seis decibelios diurnos y en 16 nocturnos, todo lo cual llevó a que el 14 de diciembre de 2007 el Consistorio ordenara como medida provisional el precinto del foco emisor de ruidos, lo que fue notificado al procesado.  

   Posteriormente, el 14 de enero de 2008 y "tras comprobar el excesivo acústico y el relatado incumplimiento de las resoluciones del Ayuntamiento", éste ordenó la suspensión de la actividad del bar, lo que también fue notificado al acusado, a pesar de lo cual ni él ni la procesada, "que decía ser también" dueña del negocio, "atendieron nunca los requerimientos" del Ayuntamiento.

LOS ACUSADOS "BURLARON" LAS ÓRDENES DEL AYUNTAMIENTO

   Los agentes, por su parte, comprobaron que para "burlar" la orden de 14 de diciembre de 2007 los acusados, "si bien mantenían el precinto de reproductor de música y el limitador de sonido, habían conectado un ordenador y un televisor a un amplificador para emitir música a elevado volumen sin pasar por el limitador".

   A pesar de las reiteradas inspecciones de los policías, que llegaron a precintar el aparato de música y a ordenar la suspensión de la actividad del bar, los agentes constataron el 14 de mayo de 2008 que, "abierto el bar, el precintado y la orden de cierre estaban tirados en el suelo", por lo que volvieron a precintar el establecimiento delante del acusado.

   La Audiencia señala que los vecinos de las viviendas aledañas "se han visto" durante este periodo de tiempo expuestos "reiteradamente" a ruidos que, "por su frecuencia, intensidad, duración, falta de control sobre la fuente y sonoridad han afectado gravemente a su sosiego, descanso nocturno y conducta", generándole la situación "intenso estrés, con el consiguiente riesgo de afectar gravemente a su salud general".

EL RUIDO CAUSÓ "IDEAS DESTRUCTIVAS" EN UNA VECINA

   En el juicio, una psicóloga "fue categórica" al señalar que una de las vecinas afectadas "presentaba malestar emocional, depresión y hostilidad por síntomas que incluyen vivencias disfóricas, de desánimo, impotencia, falta de energía, así como ideas destructivas, alteraciones del sueño y del apetito", resaltando que a pesar de que los ruidos cesaron en mayo de 2008, esta vecina aún sufría todos estos síntomas en noviembre de 2010.

   Por estos hechos, la Audiencia Provincial condena a cada uno de los acusados a cuatro años y un día de cárcel por un delito contra el medio ambiente en su modalidad de contaminación acústica, agravado por el hecho de que ambos, "de modo clamoroso, desobedecieron las órdenes expresas de cesar en su conducta generadora de ruidos no permitidos".