Cartel de la asociación Arrisala - EUROPA PRESS
ZARAGOZA 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
La asociación Arrisala ha creado una red de voluntarios, que ha atendido a más de 60 familias y medio centenar de personas solas de todos los distritos de Zaragoza, que se encuentran en una situación especialmente vulnerable y que se ha agravado por el confinamiento del estado de alarma para evitar la propagación del coronavirus.
Desde el pasado 27 de marzo, Arrisala -- que en árabe significa buen comportamiento-- ha comenzado a distribuir alimentos o donaciones de dinero de vecinos entre la población más necesitada. En las tres primeras semanas de confinamiento, las ayudas han llegado a unas 60 familias jóvenes y de mediana edad, además de personas que viven solas.
El presidente de la asociación Arrisala, Younes Lamssallem, ha explicado que la idea surgió al comprobar que durante el confinamiento le llegaban mensajes de personas que "lo pasaba mal" y decidió crear un grupo de WhatsApp entre los amigos de más confianza para atender los casos más cercanos de su barrio, Delicias.
Este grupo de WhatsApp lo han denominado 'Los hombres de bien en la crisis del coronavirus' y está integrado por unas 15 personas. Se recibe una media de entre ocho y diez peticiones de ayuda al día desde que decidieron colgar un cartel con esta iniciativa en las carnicerías musulmanas y en locutorios. "Después de poner el letrero, ha sido una ola de gente llamando y hemos doblado los casos diarios, que son de todo tipo".
"RED MUY ACTIVA"
Esta red de voluntarios "es muy activa" ha descrito, y la conforman marroquíes y argelinos, en su mayoría. Está distribuida por todos los distritos, aunque el número es algo mayor en Delicias. Excepcionalmente, han atendidos dos casos en Cariñena y Muel y un tercero en Cuarte, pero se ciñe a la ciudad de Zaragoza.
Las personas vulnerables se puede dirigir al teléfono del cartel donde se centralizan las peticiones, ha explicado el presidente de Arrisala, mientras que los vecinos que están en disposición de donar pueden dejar el dinero en la carnicería, donde acudirá la familia o la persona necesitada para recoger esa ayuda en forma de comida.
Se han recibido donaciones de quienes trabajan o de quienes, aún estando en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE)tienen una mejor situación económica. "Cada uno da lo que puede ya sean 10, 20, 30 o 50 euros y al ir hablando con la gente que conocemos se ha ido extendiendo y se animan más donantes por la confianza que generan las relaciones personales de la red de voluntarios".
En declaraciones a Europa Press, Younes Lamssallem, ha contado que la red de voluntarios hace de intermediarios entre el donante y el vecino vulnerable, al que se le compra comida en el supermercado o carne en las carnicerías islámicas donde recogen el encargo. Todos trabajan y después de terminar la jornada se encargan de hacer estos envíos de alimentos, principalmente.
La ayuda se ha destinado tanto a personas musulmanas, como de origen latino, o africanos y también paquistaníes, ha subrayado Younes Lamssallen, quien ha precisado los siguiente: "Nuestra religión dice que hay que dar de comer a cualquier persona".
RAMADÁN
También ha explicado que esta crisis se ha podido agravar estos últimos días porque el pasado viernes, 24 de abril, ha comenzado el Ramadán y la gente se recluye aún más en casa, mientras que otros años es frecuente preparar comida variada, hasta cien platos, que se comparten entre la comunidad a la salida del rezo en la mezquita.
La contrapartida es que al coincidir con estas fechas tan significativas en la religión musulmana "se acentúa" la idea de ayudar, "especialmente a los más vulnerables". "Es cuando más dona la gente y esta red de ayuda terminará hasta que cesen las peticiones de las personas necesitadas", ha aclarado.
Lamssallen ha confiado en que con el inicio de la desescalada y la llegada del verano se abra el mercado laboral y las posibilidades de encontrar trabajo para estas personas que se han quedado en el desempleo o que no disponen de un medio fijo de vida.
En un principio, la idea era confeccionar mascarillas caseras, para lo que se había contactado con una asociación y se habían localizado mujeres con máquinas de coser para echar una mano a los equipos sanitarios, pero las dificultades en disponer de una autorización para desplazarse durante el confinamiento llevó a reorientar el proyecto.
Su promotor ha asegurado se siente "orgulloso" al argumentar: "Todos tenemos que activarnos para ayudar, no podemos estar mano sobre mano cuando hay vecinos que tienen necesidades".