La elaboración de la anchoa del Cantábrico supera el examen de la huella del carbono

Conservera
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 26 mayo 2011 21:41

Se pretende introducir un sello de huella CO2 en el etiquetado del producto, que desde 2012, será imprescindible en países como Francia

SANTANDER, 26 May. (EUROPA PRESS) -

La elaboración de la anchoa del Cantábrico es un proceso con "escaso impacto" en la emisión de gases de efecto invernadero que "supera" el examen de la huella de carbono, según establece un estudio científico realizado por CEOE-Cepyme.

En este estudio, cuyas conclusiones han sido presentadas este jueves en una jornada organizada por la patronal cántabra, se ha analizado, de forma específica, la huella de carbono que genera el proceso de elaboración de un octavillo de anchoas del Cantábrico en aceite de oliva fabricado en Santoña.

Tal y como se establece en el análisis de este parámetro científico, se ha analizado el "ciclo de vida" de este producto, desde el momento en que el barco de pesca sale de su puerto, pasando por su elaboración en una conservera de Santoña, incluyendo su transporte a un centro de distribución en Guarnizo, su llegada al consumidor final desde un punto de venta, y el posterior tratamiento del residuo generado.

En concreto, la huella de carbono de un octavillo de anchoas del Cantábrico en aceite de oliva es de 80 gramos.

Este último estudio consiste en un proyecto piloto pionero en España, en el que se sientan las bases para que las empresas del sector puedan dar a conocer, en la línea de lo establecido en diferentes políticas europeas, la cantidad de emisiones de CO2 generadas a lo largo del ciclo de vida del producto.

A raíz de este estudio, se pretende tratar con las empresas la posible incorporación del sello de huella de CO2 en el etiquetado del producto, lo que redundará, según los expertos, en una "mejora de la competitividad" a través de la diferenciación frente a otros competidores que ayude a acceder a grandes clientes pertenecientes en ocasiones al mercado internacional

Países como Francia cuentan con una legislación que exigirá a partir del año que viene que todos los productos agroalimentarios posean en su etiquetado la información referente a su huella de CO2.