Francisco Pérez González confía en los nuevos editores y cree que siguen surgiendo grandes libros de pensamiento

Actualizado: domingo, 12 julio 2009 16:05

Defiende "el libro en español", independientemente de dónde esté impreso

SANTANDER, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -

El editor Francisco Pérez González tiene confianza en las nuevas generaciones de editores, piensa que "se está creando escuela" y asegura que en la actualidad siguen publicándose "importantes libros de pensamiento, descubriendo a jóvenes y nuevos pensadores".

"Hay editores y editoras jóvenes que te dejan muy sorprendido" y que impulsan nuevos proyectos escogiendo "sorprendentemente, el camino más difícil", afirmó en una entrevista en RNE, recogida por Europa Press, en la que rememoró sus orígenes en el mundo editorial y el germen y los primeros años de la editorial de pensamiento Taurus.

Así, Pérez González repasó lo que fue la semilla de Taurus, en su etapa vendiendo libros en el hall de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en una mesa que montaba y desmontaba cada día recogiendo los libros en cajas.

En ese espacio pudo conocer a muchos intelectuales que se quedaban "sorprendidos" al ver en su mesa libros que no habían visto en Madrid. Eso le permitió granjearse diversas amistades y establecer los primeros contactos con algunos de los intelectuales que después apoyaron el proyecto.

Al fundar Taurus hace ya más de medio siglo con Rafael Gutiérrez Girardot y Miguel Sánchez López, la pusieron en marcha convencidos de que "todo iba a cambiar en España".

"Pensamos que iba a cambiar las líneas de pensamiento y la formación de los universitarios, de los jóvenes y también de los seminaristas, porque creíamos que con el Nacional Catolicismo no íbamos a ir muy adelante", relató el editor, quien señaló que después fueron "reclutando adhesiones fantásticas" de teólogos y pensadores. Con el tiempo, constataron que "esa España que parecía que estaba adormecida no lo estaba y en la Transición se comprobaron muchos hechos".

EL LIBRO EN ESPAÑOL

Pérez González recordó también su estrecha relación con Iberoamérica y confesó que quiere estar en la lista de solicitantes "cuando haya un pasaporte iberoamericano". En esta línea, reivindicó los lazos entre España y Latinoamérica y, por ello, defendió el "libro en español" independientemente de dónde esté impreso, porque "somos lo mismo".

"Los nicaragüenses cuando están en España se sienten vascos, o gallegos o asturianos... Y nosotros cuando estamos en Guatemala debemos considerar esto", afirmó.

En este sentido, recordó que él promovió y consiguió "un cierto resultado" en no plantear "ferias del libro español, sino del libro en español". En su opinión, "eso ha cundido, ha sido una buena semilla que ha prendido en todos los países".

"Y tenemos que dejarnos de perder el tiempo en cosas que no van a llegar a ningún lado", agregó el editor, quien señaló que "el libro que se edita fundamentalmente en Cataluña también sigue siendo en español, con todo el respeto" para las "montañas" de libros "magníficamente editados en catalán".

DEL COLEGIO A LA PAPELERÍA DE SUS HERMANAS

Tras ser investido esta semana Doctor Honoris Causa por la UIMP, el editor se muestra "proporcionalmente, más sorprendido que contento", porque "nunca" soñó con algo así, a pesar de que asegura tener una imaginación "ágil y abierta".

Según dijo, nunca pensó en algo semejante, máxime cuando a los 13 años los religiosos que dirigían su colegio decidieron que no aportaba "nada sustancial" y le mandaron con sus hermanas, que regentaban una papelería en la que empezó a trabajar.

En el colegio, el de los Padres Escolapios en Villacarriedo, tuvo "cero en conducta" nada más llegar, según bromeó, y no pudo iniciar su acercamiento a la lectura porque cada vez que pedía un libro de la biblioteca, que estaba "cerrada con llave", consultaban una publicación de Razón y Fe sobre libros "buenos y malos" y nunca llegaron a entregarle lo que pedía. "Se ve que siempre escogí mal", comentó.

Sin embargo, cuando empezó a trabajar con sus hermanas se adentró en el mundo de la lectura "con furia" y empezó a leer "de todo", en su primera etapa principalmente sobre las revoluciones rusa y francesa.

Esa afición por la lectura la sigue fomentando todavía hoy entre sus nietos, a los que periódicamente envía libros. Y es que, a su juicio, estas cosas "se contagian" y "a nadie le han puesto una multa todavía" por leer. "Otra cosa es lo que leas", apostilló.