Una testigo dice que el rostro de la víctima estaba "irreconocible" y el cuello "cortado"
MADRID/TOLEDO, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
"Mi mamá esta muerta. Él la ha matado". Con estas dos frases delató una niña de 5 años, hija de la asesinada en Chozas de Canales (Toledo) en julio de 2009, al compañero sentimental de su madre ante un policía local de esta localidad toledana y a una agente de Protección Civil, cuando éstos llegaron al domicilio donde se perpetró el homicidio con un jarrón de cristal.
En su declaración, la agente de Protección ha manifestado en el juicio que la víctima tenía "el rostro irreconocible con el cuello cortado" y el cadáver se encontraba "en un charco de sangre" al tener seccionadas la vena yugular y la artería carótida. Al llegar al lugar de los hechos, la menor, que estaba cubierta de sangre, intentaba auxiliar a su madre tapando las heridas que su padrastro le había hecho en el cuello y que le provocaron un gran charco de sangre.
El Jurado Popular que juzga los hechos imputados al portugués Joao Fernando C.M. ha escuchado en la sesión el testimonio de varios testigos, entre ellos el del padre de la fallecida. El procesado se enfrenta a 17 años de cárcel por un delito de homicidio cometido delante de la hija menor de la víctima, que se encuentra bajo tratamiento psicológico.
En su declaración, la agente de Protección Civil echó por tierra la versión ofrecida ayer por el acusado, puesto que aseguró que propinó un sólo golpe a su pareja con un jarrón de cristal para evitar que ésta le agrediera en el transcurso de una pelea.
"La mujer estaba en un charco de sangre. Tenía cortes y cristales en el cuerpo. No tenía el rostro reconocible. Tenía el cuello cortado", ha manifestado la testigo, quien ha contado que la hija de la víctima decía: "Mi mamá esta muerta. Él la ha matado". Además, ha asegurado que el procesado les amenazó a ella y a un policía municipal con matarlos.
Según el fiscal, los hechos se produjeron durante una pelea, en cuyo transcurso el acusado golpeó repetidas ocasiones a la mujer con un jarro de cristal, con el que le seccionó la yugular y la artería carótida. La hija de la menor, que se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico, trató de socorrer sin éxito a su madre, taponando las heridas, que finalmente le ocasionaron la muerte por un shock hipovolémico.
Asimismo, el policía municipal que acudió al escenario de los hechos ha relatado que el procesado se encontraba nervioso sólo por el hecho de tener que enfrentarse a la familia de la víctima. "No quería entrar en el coche patrulla por miedo a las represalias de la familia", ha apuntado.
UNA OPORTUNIDAD QUE NO DEBIÓ DAR
Pese a declarar tras un biombo, el padre de la víctima pudo contemplar la cara del asesino de una de sus hijas cuando se sentó entre el público para asistir al resto de la sesión. "No tenía buen trato con ningún miembro de la familia", ha apuntado.
El hombre ha señalado que desconocía que el homicida tuviera una orden de alejamiento respecto a su hija, puesto que su familia se lo ocultaba. Ha contado que después de separarse la pareja, éste volvió al domicilio de los padres pediéndole que le diera una oportunidad para volver con su hija, puesto que la amaba.
El padre de la fallecida accedió a permitir al acusado a vivir en su vivienda. "Mal hecho, porque mira lo que pasó", se ha lamentado el hombre. "Yo aguantaba porque me lo decía mi hija", ha apostillado.