TOLEDO 6 Sep. (EUROPA PRESS) -
La vida de Mireia M. cambió radicalmente cuando el pasado 10 de febrero su marido, Miwa Buene, un congoleño residente en Alcalá de Henares (Madrid), recibió una brutal paliza que le dejó tetrapléjico, mientras que su presunto agresor, vecino de la víctima, continúa en libertad.
Desde entonces, él permanece ingresado en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, acostumbrándose a permanecer unido a una silla de ruedas para poder moverse, mientras su esposa clama justicia y confiesa tener miedo porque el presunto autor de la agresión se encuentra en libertad sin fianza con la única obligación de comparecer ante el juzgado más próximo a su domicilio cada quince días.
Mireia no puede evitar sobresaltarse al recordar el día en el que ocurrió todo: su marido paseaba por la calle cuando tres chicos empezaron a gritarle y a decirle "mono, vuelve a tu país, esto no es un zoo", para poco después golpearle en el cuello y dejarle inconsciente en el suelo.
Pero para ella, lo peor es saber que después de lo que hicieron, los culpables siguen libres, y la justicia no toma cartas en el asunto. El presunto autor de la paliza quedó en libertad sin cargos y sin fianza. "Pido justicia y la verdad, porque el fiscal no ha revisado los papeles y ni siquiera sabe la grave lesión que tiene mi marido", lamentó.
RACISTA "EN SU JUSTA MEDIDA".
El pasado martes, el acusado negó, durante su declaración en el Juzgado de Instrucción número 6 de Alcalá de Henares, su participación en los hechos que se le imputan, pero para el presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, personado como acusación popular en el proceso judicial, no hay lugar a dudas sobre su culpabilidad.
En este sentido, recordó cómo en el momento de la detención, el presunto agresor, conocido en el barrio por ser el hijo del jardinero, continuó gritando sus ideales racistas con frases como: "estamos viviendo una invasión, esto no es un zoo así que los negros a su país". Incluso reconoció que el acusado se mostró en todo momento prepotente y declaró ante el juez que era "racista en su justa medida".
Asimismo, lanzó una llamada humanitaria ante la dramática situación de Miwa y de su mujer, ya que no encuentran ayuda ni apoyo de ningún tipo, ni siquiera por parte del Ayuntamiento.
Para finalizar, denunció el acoso continuo que viven miles de inmigrantes negros llegando a extremos como es el caso de Miwa."Su situación es extrema porque incluso ha dejado de comer para poder morir", concluyó.