Fernando III 'El Santo', el rey que unió los reinos de León y de Castilla

Infografía del rey Fernando III 'El Santo'
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 4 junio 2017 12:01

VALLADOLID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -

Este mes de junio de 2017 se conmemora el octavo centenario de la proclamación como rey de Castilla de Fernando III 'El Santo', el monarca que logró unificar los antiguos reinos de León y de Castilla, separados casi un siglo antes tras la muerte de Alfonso VII, y que dio un fuerte impulso a su legado político-militar, la Reconquista, con la recuperación para los cristianos de los territorios musulmanes de Badajoz, Jaén, Murcia y Córdoba y Sevilla, estos dos últimos, símbolos de los derrotados.

Con Fernando III 'El Santo', conocido por su espíritu conciliador, comenzaron también las construcciones de las catedrales de Burgos en 1221, de Toledo y de León y se impulsó como principal universidad del reino, la de Salamanca, además de iniciarse una época de "esplendor cultural", que culminó con su hijo, Alfonso X 'El Sabio'.

Para conmemorar esta efeméride y difundir la figura del rey que unió León y Castilla, la Junta ha preparado una batería de actividades culturales que rememorará también la figura de Carlos I en el quinto centenario de su llegada a España con el programa 'Tronos que comparten historia y presente' que busca contextualizar lo que es hoy en día la Comunidad.

Según cuenta la historia, Fernando III 'El Santo' fue proclamado rey de Castilla en una ceremonia celebrada en Valladolid en julio de 1217 aunque había recibido el trono unas semanas antes --en torno al 10 de junio-- en un acto solemne que tuvo lugar en la localidad palentina de Autillo de Campos.

Fernando III recibió el trono de manos de su madre, la reina Berenguela de Castilla, que, a su vez, había heredado el reino de su hermano, Enrique I de Castilla, que murió siendo niño y, por lo tanto, sin descendencia. Inmediatamente, la infanta Berenguela mandó llamar a su hijo --se encontraba en León con su padre-- para entregarle el mando del reino para lo que se basó en un documento guardado en un archivo en Burgos según el cual la coronación de Fernando era voluntad de Alfonso VIII, que era su abuelo materno.

Esta coronación levantó en armas a las clases nobles con el alférez mayor del reino, don Álvar Núñez de Lara, a la cabeza que organizó un ejército y se presentó ante las puertas de Valladolid, lo que motivó la retirada de Fernando y de su madre hacia Burgos desde donde lanzaron varias propuestas de paz a los rebeldes.

Se da la circunstancia de que ese levantamiento de los nobles contó con el apoyo del rey Alfonso IX de León, que era el padre de Fernando y marido en segundas nupcias de Berenguela de la que se había tenido que separar para después divorciarse por orden del Papa que apeló a motivos de parentesco --él era tío carnal de ella--. Alfonso IX y Berenguela tuvieron cinco hijos.

La trifulca se zanjó con una entrevista en Burgos entre padre e hijo que firmaron una tregua el 11 de noviembre por la que Fernando reconoció a Alfonso la posesión de varias ciudades y villas castellanas, como Villagarcía, Ureña o Villalar, y se hizo cargo de una deuda en maravedíes que debía el difunto rey Enrique I al monarca leonés.

Aunque Fernando garantizó los bienes de los Lara estos se volvieron a levantar en contra del rey castellano en 1218 con el apoyo de nuevo de Alfonso IX, aunque la muerte del alférez y la mediación de Berenguela culminó con la firma el 26 de agosto del año 1218 del pacto de Toro, en el que padre e hijo rubricaron el punto y final a las guerras entre ambos reinos.

En 1230 el rey castellano heredó el trono de León de manos de su padre, partidario inicialmente de sus hijas Sancha y Dulce, que eran fruto de su primer matrimonio con Teresa Sánchez de Portugal. La entronización final de Fernando permitió la unión definitiva de Castilla y de León.

Fernando III murió el 30 de mayo de 1252 y fue canonizado en 1671 por el papa Clemente X por su carácter piadoso.