MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
Algunas estrellas moribundas 'latidos irregulares del corazón', según ha descubierto una investigación liderada por astrónomos de la Universidad de Warwick.
La investigación confirma rápidos eventos brillantes en enanas blancas pulsantes por lo demás normales, que son estrellas en la etapa final de su ciclo de vida.
Además del ritmo regular de pulsaciones que esperaban en la enana blanca PG1149+057, que causa que la estrella pueda ser algo más brillante y más débil cada pocos minutos, los investigadores también observaron algo completamente inesperado cada pocos días: explosiones masivas arrítmicas, que rompían el pulso regular de la estrella y calentaban de manera significativa su superficie durante muchas horas.
El descubrimiento fue posible mediante el uso de la nave espacial cazaplanetas Kepler, que se queda mirando sin pestañear a un pequeño trozo de cielo, sin verse interrumpida por las nubes o los amaneceres.
Dirigido por JJ Hermes, del Grupo de Astrofísica de la Universidad de Warwick, los astrónomos apuntaron la nave espacial Kepler a una estrella específica en la constelación de Virgo, PG1149 + 057, que está a aproximadamente 120 años luz de la Tierra.
"Hemos encontrado básicamente ondas gigantes en una estrella pulsante, similares a 'latidos irregulares del corazón'. Eran verdaderamente una sorpresa: hemos estado observando enanas blancas pulsantes durante más de 50 años desde el suelo, y sólo por ser capaces de mirar de forma ininterrumpida durante meses desde el espacio, hemos podido atrapar a estos eventos", explica Hermes.
La estrella con el ritmo irregular, PG1149 + 057, es una enana blanca pulsante, que es el núcleo quemado de una estrella evolucionada, una estrella extremadamente densa que está hecha casi en su totalidad por carbono y oxígeno. Nuestro Sol finalmente se convertirá en una enana blanca dentro de más de 6.000 millones de años, después de que se quede sin su combustible nuclear.
Curiosamente, esta no es la única enana blanca en mostrar un pulso irregular. Recientemente, la nave espacial Kepler fue testigo del primer ejemplo de estos extraños arrebatos mientras estudiaba otra enana blanca, KIC 4552982, que se observó desde el espacio durante más de 2,5 años.