El hermano del acusado de matar a un taxista dice que no vio cuchillos, aunque hubo puñetazos y patadas

Actualizado: martes, 9 junio 2009 16:06

Afirma que su amigo tampoco apuñaló a la víctima, tal y como dijo su hermano, y que fue él quien decidió ir a la Guardia Civil

VALENCIA, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -

El hermano de un joven acusado de matar a puñaladas a un taxista en un polígono industrial del municipio valenciano de Aldaia en la noche del 15 al 16 de noviembre de 2007 afirmó hoy que no vio "ningún cuchillo", aunque sí dijo que su familiar le dio dos o tres puñetazos y varias patadas a la víctima. También declaró que el amigo que les acompañaba ese día no apuñaló al taxista, tal y como dijo ayer su hermano, y que fue él quien decidió ir a la Guardia Civil a contar lo sucedido.

"El taxista se paró donde dijo mi hermano y ahí empezó todo", según afirmó hoy en la vista celebrada en la Audiencia de Valencia ante un jurado popular, donde reiteró que no hubo ninguna discusión esa noche, y que "sólo" vio a su hermano dar dos o tres puñetazos a la víctima, así como varias patadas cuando estaba en el suelo. "Yo no vi cuchillos para nada", dijo, y aseguró que en la mochila de su hermano "no cabía ninguno porque era muy pequeña".

Indicó que cuando su hermano fue a pagar la carrera al taxista, le dio varios puñetazos, con lo que se bajó del vehículo y cuando se dio la vuelta y acudió hasta la puerta del copiloto, éste "estaba manchado de sangre". Afirmó que al verle la cara, "que no era la suya", se fue hacía atrás. Respecto a la sangre, indicó que en ese momento pensó que podía ser de haberle roto la nariz o la boca a la víctima. "Cuando le pegas a alguien suele salir mucha sangre", aseveró.

En ese momento, afirmó que el amigo que les acompañaba esa noche, en la que celebraban que su hermano acababa de salir de prisión, y habían consumido alcohol y cocaína, también salió del coche y se fue hacía delante, a un descampado, donde cayó a una acequia. Posteriormente, según dijo, volvió atrás ya que no había salida, y se quedaron los dos juntos en una esquina, a unos 50 metros de donde estaba estacionado el taxi.

Desde ese lugar le decía a su hermano que parara y que se fueran, puesto que veía como le daba varias patadas a la víctima. Tras ello, se fueron, sin que se parara a ver cómo estaba el taxista, y por el camino hablaron con la novia de su familiar, a quien le pidieron que fuera a buscarles porque éste "había hecho una tontería y le había pegado a un taxista".

"No vi si el taxista estaba muerto o vivo, y no me acerqué porque no sabía lo que había pasado. Le vi tendido en el suelo, no se movía, pero no vi si tenía sangre". Tras ello, le preguntó a su hermano por qué le había pegado, y éste no le contestaba "a nada", según comentó en su declaración.

En el camino de vuelta, dejaron a su amigo en su domicilio, y ambos se fueron hasta el cuartel de la Guardia Civil de Paiporta, tras decidirlo él sólo, ya que su hermano "no decía nada". "Le dije que teníamos que ir a entregarnos", aseveró, y afirmó que a los agentes les comentó que su hermano había pegado a un taxista y que éste quedó tendido en el suelo, en Xirivella. Reiteró que su hermano, cuando consume droga, "se vuelve loco", y justificó la inculpación que éste hizo hacia su amigo en "la rabia, porque le sentó mal que le dijera que le había metido droga en la bebida".

Por su parte, el amigo coincidió en su declaración con el hermano del principal acusado, y negó que se metiera "en esos líos", y dijo que tampoco se iba a meter por él. Afirmó que no vio nada, y que no oyó gritar al taxista. Aseveró que tenía "miedo de todo" y que sólo quería irse, desaparecer, porque "no había hecho nada".

Indicó que al alejarse del vehículo, no vio que el taxista había fallecido, que sólo se percató de que el principal acusado le estaba dando patadas cuando se encontraba en el suelo tirado, y que el hermano "no tuvo nada que ver". Afirmó que no lo intentó separar, y que, aunque llevaba el teléfono móvil, no tenía batería, por lo que no pudo llamar a nadie.

En total, el ministerio fiscal pide para el principal acusado una pena de 25 años de cárcel por un delito de asesinato, y que pague una indemnización de 150.000 euros para la mujer de la víctima. Para los otros dos acusados, el hermano y un amigo, el fiscal pide una pena de dos años de prisión, y que paguen una multa de 12 meses con una cuota diaria de 10 euros, por un delito de omisión del deber de impedir la comisión de un delito contra la vida, y otro de omisión del deber de socorro.