Salvajes: Oliver Stone entre sangre y marihuana

Salvajes de Oliver Stone
UNIVERSAL
Actualizado: viernes, 28 septiembre 2012 14:55

MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -

Oliver Stone regresa esta semana a los cines con Salvajes, un excesivo thriller que nos zambulle en el violento mundo del narcotráfico mexicano y que promete más de lo que da.

Basada en una muy exitosa novela Don Winslow, la historia de Salvajes recoge un capítulo particular de una realidad más amplia: la expansión a golpe de extorsión y asesinato de los carteles mexicanos de la droga por Baja California.

En este caso, los gringos que sufren en sus carnes la ampliación de negocio de los narcos del otro lado de la alambrada son: Ben (Aaron Johnson), un cerebrito amante de la botánica y del prójimo en general; Chon (Taylor Kitsch), un veterano de Afganistán que desayuna testosterona, come testosterona y cena testosterona; y Ophelia (Blake Lively), una niña pija que ama -en el sentido más amplio y carnal de la palabra- a los dos.

Estos tres más que amigos con derecho a roce (de los dos con ella, no entre ellos... que sepamos) se han hecho de oro cultivando y distribuyendo la mejor marihuana del planeta. Su "buena mierda" ha atraído como moscas a la miel al peligroso cartel que dirige la despiadada Elena "La Reina" (Salma Hayek) que, como suele decirse en estos casos, les hace una oferta que no podrán rechazar.

La negativa del trío a tragar con las nuevas condiciones laborales que les propone La Reina provocará que a Ben y Chon les quiten lo que más quieren: su rubia de usufructo compartido. A partir de ahí, una escalada de violencia sangrienta y estridente -y a ratos también desquiciada- que sirve a Stone como excusa para dar rienda suelta a todos sus vicios narrativos y visuales.

Pero ni los planos oníricos y alucinógenos que salpican el metraje, ni la por momentos histriónica música, ni la extrema violencia de algunos pasajes consiguen sacar a Salvajes del terreno de lo predecible y prefabricado. Tampoco lo logra el carpado con doble tirabuzón final con el que Stone intenta clavar la historia y que se queda en un voluntarioso panzazo.

Además, ni Lively, ni Johnson ni mucho menos Kitsch (a.k.a Jonh Carter de la Tierra) ponen nada de su parte para aderezar sus muy planos personajes.

Eso sí, frente al anodino trío protagonista encontramos cierta excitación en los 'perros viejos' de la función: en el pulcro trabajo de Travolta como corrupto agente de la DEA, en la intensidad de Benicio Del Toro como sórdido matón e incluso en la histérica y gritona Salma Hayek. Las andanadas en 'spanglish' de La Reina son algunos de los momentos más entretenidos de este thriller excesivamente largo que entretiene, sí, pero solo a ratos.

Salvajes vuelve a evidenciar que -con todo el respeto que merece quien ha firmado títulos como Salvador, Platoon, Asesinos Natos, Wall Street o Nacido el 4 de julio- en los últimos años Stone deja mejores titulares que películas. El de Nueva York lo demostró con creces su reciente paso por San Sebastián. Él sí es un salvaje, su película... no tanto.