MADRID 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
El delantero del Athletic Club de Bilbao Aritz Aduriz lamentó este miércoles que dejaran escapar el lunes una buena oportunidad de distanciarse de sus rivales por la cuarta plaza de la Liga BBVA, pero afirmó que el empate en Balaídos no era del todo malo porque habían sumado y porque les servía para darse cuenta de que deben estar "siempre al máximo".
"De los últimos partidos, el de Balaídos ha sido el que en general no hemos estado muy cómodos y donde no supimos salir con claridad ni llegar con claridad, pero el equipo sigue muy confiado en lo que está haciendo y estoy convencidísimo de que no va a bajar un ápice para el cuarto puesto. No hay ningún tipo de dudas, no fue un buen partido, pero sirve para darnos cuenta de que hay que estar siempre al máximo", aseguró Aduriz en rueda de prensa.
El ariete apuntó que tenían "mucha ilusión" en ganar en Vigo, sobre todo porque la jornada les había dejado resultados que "más o menos" les favorecían y podían así "aumentar" la distancia con sus rivales y consolidarse "un poco más" en la cuarta plaza. "No pudo ser. No hicimos nuestro mejor partido, el Celta estuvo a un muy buen nivel y nos tuvimos que conformar con el empate", recalcó.
El vasco afirmó que el conjunto gallego les sorprendió "relativamente". "Sabíamos que venía jugando muy bien y haciendo buenos partidos y viendo su alineación sabíamos que era ofensiva y que iba a ir a por el partido", advirtió.
Con todo, Aduriz subrayó que a principio de año habrían "firmado" estar en su actual posición y con esas distancias "a estas alturas". "Pero somos ambiciosos y queremos cada día más", admitió, resaltando de todos modos que se les había escapado "una oportunidad buena", pero que de cara a su objetivo "hay que sumar siempre". "Es positivo que no haciendo su mejor partido el equipo es capaz de sumar. No perder siempre es bueno", añadió al respecto.
En el partido fue sustituido visiblemente enfadado por Kike Sola, aunque el delantero reiteró que no fue "por el cambio, sino por el resultado" y porque tampoco se sentía "contento" por su actuación. "El enfado era conmigo mismo", reiteró.
Ahora, les tocará mantener intacto el fortín de San Mamés ante el Espanyol donde jugará con 33 años cumplidos ayer martes. "Los tres puntos serían el mejor regalo", confesó al respecto, sabedor de que el equipo blanquiazul no se lo pondrá fácil.
"Las últimas experiencias con el Espanyol no han sido nada buenas y tenemos ganas de cambiar eso, pero ellos siempre te plantean muchas dificultades. Es un rival muy aguerrido, compacto y es difícil jugar contra ellos porque siempre van a un ritmo alto. Nos preocupa un poco todo y arriba tienen gente que puede desequilibrar partidos y es lo que les hace más temibles", analizó.