El Liverpool vuelve a triunfar en el Camp Nou y pone al campeón contra las cuerdas

Actualizado: jueves, 22 febrero 2007 1:01


BARCELONA, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

El FC Barcelona sufrió ayer una severa derrota ante el Liverpool FC siendo víctima principalmente de su impotencia y de sus propios errores, que le costaron dos goles que echaron por la borda su ventaja inicial y que complican seriamente la continuidad del vigente campeón en la Liga de Campeones, en la que los azulgrana quedan obligados a lograr una gesta en el mítico estadio de Anfield para mantener su defensa del título.

El equipo barcelonista golpeó primero y el partido se le puso de cara tras el gol de cabeza de Deco a los 14 minutos, pero justo antes del descanso se restableció la igualdad debido a un error de Valdés que rozó el ridículo, al meterse en la portería tumbado en el suelo con el balón en las manos tras un cabezazo de Bellamy, y, cuando restaba un cuarto de hora para el final, otro despiste de la defensa, esta vez tras un despeje fallido de Márquez, permitió a Riise darle la victoria al Liverpool.

En su cuarta visita al Camp Nou, los 'reds' volvieron a triunfar. Hasta ahora nunca habían encajado un gol, tras un triunfo mínimo en 1976 y dos empates a cero a principios de esta década, pero poco les importa esta vez haber sufrido un tanto, ya que la victoria acerca al Liverpool de los españoles Rafa Benítez, Reina, Xabi Alonso y Arbeloa a los cuartos de final. El Barcelona se vio incapaz, sobre todo en la segunda parte, y deberá romper su mala racha a domicilio en un escenario como Anfield.

Los azulgrana, necesitados tantas veces de estímulos para arrancar, no se animaron hasta pasados los primeros diez minutos a raíz de una caída de Ronaldinho en el área que encendió al público. Hasta entonces el control había sido de los ingleses, pero esa jugada metió al Barça en el partido. Un minuto después encontró el gol en un cabezazo de Deco tras una gran escapada de Zambrotta, que le sirvió un magnífico pase al segundo palo.

El Barcelona obligaba entonces a Liverpool a estirarse y los ingleses se encontraban con un gol en contra cuando hasta entonces su planteamiento estaba funcionando. De hecho, los primeros acercamientos con cierto peligro fueron de los 'reds', aunque unas veces las intervenciones de Puyol, atento a todos los balones, y otra la falta de puntería de Riise, que dio el primer aviso a los cuatro minutos, dejaron esas acciones ofensivas en tímidos intentos ante Valdés.

Tras el gol, el cuadro de Benítez se vio superado por momentos por el arranque ofensivo de un Barcelona que empezaba a gustarse, pero que no se concretó en nada. El tridente Ronaldinho-Saviola-Messi, que sólo había coincidido una vez como titular -el pasado 4 de noviembre en Riazor (1-1)- y suponía la esperada vuelta al once de Messi, no podía con el orden de la defensa rival y careció de la movilidad y mordiente suficientes en ataque para sorprender a la línea liderada por Carragher.

DEL DOMINIO A LOS ERRORES Y LA IMPOTENCIA

El Barcelona ejerció durante casi toda la primera parte un dominio un tanto conservador, aguardando con paciencia una oportunidad para liquidar al Liverpool, pero la fortuna, en forma de error de Valdés, se puso del bando de los ingleses en un momento clave. El Liverpool ya había tenido en el minuto 38 una buena ocasión en una jugada a balón parado que acabó con un cabezazo de Bellamy, libre de marcaje en el segundo palo, que se fue desviado al lateral de la red.

Y cuando el partido se marchaba al descanso, llegó la jugada tonta de la noche que revivió al Liverpool. Ante otro cabezazo de Bellamy, en este caso dirigido a portería, Valdés reculó demasiado hasta meterse en la portería tumbado en el suelo con el balón en las manos y al darse cuenta incluso lo soltó a los pies de Kuyt, pero la pelota ya había superado la línea de gol y de hecho el tanto fue anotado a Bellamy, la apuesta de Benítez como pareja de Kuyt en ataque en detrimento del gigante Crouch.

Bellamy le dio vida al partido antes de la segunda parte y como anécdota quedó su celebración, en la que simuló un golpeo de golf, después de haber sido uno de los jugadores sancionados por Benítez por la trifulca con que el Liverpool despidió la semana pasada su estancia en un 'karaoke' de Portugal, en la que el delantero galés amenazó a su compañero Riise con un palo de golf en un bar.

En el segundo tiempo, Riise completó otra fiesta para el Liverpool en el gran teatro del Camp Nou. En este periodo, el Barcelona nunca llegó a encontrarse cómodo y el tiempo se le empezó a echar encima demasiado pronto ante un rival que se veía cada vez con mayores opciones de obtener un mejor resultado. Rijkaard sólo tardó nueve minutos en dar entrada a Iniesta en lugar de Motta y a falta de media hora redobló su apuesta ofensiva al sentar a Xavi para sumar otro delantero, Giuly.

Ronaldinho, que ofreció la imagen de la impotencia, pasó a la mediapunta en un Barça que se abrió más a las bandas con Giuly y Messi y que aumentó la intensidad, aunque casi siempre a trompicones. El ritmo alocado se fue apoderando del juego local, pendiente de una acción individual para decantar el partido que pudo llegar en una jugada que ni Saviola ni Messi acertaron a culminar, hasta que el Liverpool aprovechó un error de colegial de Márquez para sentenciar.

Kuyt ya había perdonado el 1-2 al cabecear demasiado alto un balón y del holandés surgió la jugada del gol. Valdés salvó su remate y el balón salió hacia arriba hasta caer a Márquez, que lo cabeceó hacia atrás y se lo puso en bandeja a Bellamy, quien lo cedió a Riise y el danés fusiló a Valdés. Al final, las prisas crecieron para el Barcelona y el palo salvó el empate en un lanzamiento de Deco, lo que deja la continuidad del campeón supeditada a una remontada en el mítico Anfield.