DESCONECTA, 30 Abr.
Recientemente, veíamos cuántas zanahorias le cabía a un hámster en la boca, y el resultado fue sorprendente. Ahora, nos llega el primer episodio un chef que se la juega en una sola carta: conseguir que sus burritos estén a la altura de estos pequeños hámsters.
Verduras minuciosamente cortadas, mini fajita extendida, pinzas de cirujano para no tocar la comida con las manos, se enrolla todo et voilà, la suerte está echada. El chef prepara la mesa, le pone luz al ambiente, y llama a comer a su peludo cliente.
La comida se hace esperar y el pequeño roedor se impacienta. Nervioso, el chef le sirve los mini burritos y la reacción del hámster termina aliviando los temores del cocinero.
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Están tan buenos que el hámster sibarita los va acumulando en sus carrillos para degustarlos con más calma.