Imagen de recurso de una fábrica de cemento - OFICEMEN
MADRID 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
El consumo de cemento en España ha subido un 10,9% en los once primeros meses de 2025, hasta los 15,2 millones de toneladas, lo que supone 1,5 millones de toneladas más que en el mismo periodo de 2024.
En noviembre, el dato de crecimiento fue del 11,5%, mientras que el acumulado de los últimos 12 meses (año móvil) muestra una subida del 10,8%, hasta las 16,4 millones de toneladas, según los últimos datos publicados de la Estadística del Cemento del Ministerio de Industria.
"No es arriesgado aventurar que en 2025 se superarán los 16 millones de toneladas, un dato que refleja la activación de la demanda, pero debería consolidarse en el tiempo si queremos dar una respuesta eficaz a las necesidades urgentes de infraestructuras y vivienda que tiene nuestro país", explica el director de la patronal del sector Oficemen, Aniceto Zaragoza.
En cuanto a las exportaciones, han retrocedido en noviembre un 33,5%, hasta las 360.013 toneladas, lo que supone una pérdida de 181.234 toneladas respecto al mismo mes de 2024.
Esta caída se traslada al acumulado anual, que se sitúa en el -9,9%, con un total de 4,2 millones de toneladas exportadas entre enero y noviembre y 456.561 toneladas menos que en el mismo periodo del año anterior.
Las importaciones, por su parte, se han incrementado un 36,8%, hasta 1,8 millones de toneladas en los once primeros meses del año, un dato impulsado principalmente por las compras de clínker, que son las que más crecen, con un aumento del 61,5%.
A partir del 1 de enero de 2026 entrará en vigor el periodo definitivo del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés), lo que en la práctica implica que solo podrá importar a la UE los productos cubiertos por este mecanismo quien ostente la condición de declarante autorizado.
"Se están terminando de desarrollar por parte de la Comisión Europea algunos aspectos importantes del reglamento para conseguir que el mecanismo sea realmente efectivo a la hora de mantener la competitividad de la industria europea y sus métodos de fabricación alineados con los objetivos medioambientales", concluye Zaragoza.