MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno reconoció hoy que el crecimiento del sector exterior, al que se ha situado como uno de los puntales de la recuperación económica, no implicaría por sí mismo una mayor creación de empleo y, ante la necesaria contención presupuestaria, apostó por abordar el impulso de la internacionalización desde la supresión de trabas administrativas y la coordinación de las políticas de las diferentes administraciones.
Estas fueron las tesis defendidas, entre otros, por el presidente de la Oficina Económica del Presidente, Javier Vallés, y el secretario general de Política Económica y Economía Internacional, Ángel Torres, que participaron en un coloquio a propósito del informe 'Internacionalización, empleo y modernización de la economía española', elaborado por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y Analistas Financieros Internacionales (AFI).
El informe apunta, entre otras cosas, que cada 10 puntos de subida en el grado de apertura comercial de la economía española suponen un repunte de la tasa de empleo de cuatro puntos porcentuales y que, por ello, sería necesario realizar una detallada evaluación de las políticas públicas de apoyo a la internacionalización en todos los ámbitos en los que se desarrolla para dar más recorrido al sector exterior.
Al respecto, Vallés indicó que hay una "correlación espúrea" entre la internacionalización de las empresas y la creación de empleo, aunque compensó esta valoración asegurando que el impulso del sector exterior sí puede dar lugar a empresas más intensivas en I+D, con mayor formación para sus empleados y que se doten de mayor calidad en el empleo. "Son atributos que queremos en nuestra economía", añadió.
En la misma línea, Torres afirmó que esta causalidad entre salida al exterior de las empresas y empleo "no es tan sencilla" y afirmó que, aunque es cierto que estas empresas suelen generar más empleo, también lo es que ello podría deberse más a su tamaño que a su espectro de mercado.
En todo caso, añadió que el mercado de trabajo español "no funciona suficientemente bien", pues presenta una gran dualidad entre contratos temporales e indefinidos, cuestión que si no se soluciona tampoco permitirá solucionar los problemas de competitividad que encuentran las empresas para salir al exterior.
Por su parte, el ex ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, también presente en el acto, fue el que más tajantemente desmintió esta relación entre internacionalización y empleo. Según dijo, "la internacionalización no tiene nada que ver con la creación de empleo o apenas tiene que ver".
Para empezar, indicó que para que una empresa salga al exterior ha de ser competitiva y que, en términos de empleo, ello requiere o menos puestos de trabajo o costes laborales más reducidos. "Ambas cosas van contra el empleo", esgrimió.
En su opinión, como sostuvo Torres, es cierto que las empresas exportadoras son más intensivas en el uso de I+D, que invierten más en formación y que generan más puestos de trabajo, si bien consideró que "no está clara la relación causa-efecto", ya que todas estas características son propias de toda empresa grande. "Es buenísima la internacionalización en sí misma, pero no hace milagros respecto al empleo", añadió.
Por su parte, la socia de KPMG Elena Pisonero, que también participó en el coloquio, sí defendió tal correlación argumentando que la hay en tanto que existe una vinculación entre facturación y empleo.
COORDINACIÓN ENTRE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.
En cualquier caso, todos los participantes en el coloquio coincidieron en la necesidad de impulsar la internacionalización de las empresas españolas en un contexto de globalización económica.
Al respecto, Torres consideró "indispensable" coordinar las políticas de apoyo a la internacionalización en todos los niveles de la Administración para ganar eficiencia, puesto que en la actual coyuntura "no se pueden añadir más recursos".
En la misma línea, Vallés también apostó por realizar un seguimiento de las políticas en marcha en colaboración con las comunidades autónomas y los ayuntamientos, y aseguró que éste es un "empeño personal" del ministro de Industria, Miguel Sebastián, que llevará a cabo en los próximos meses.
Por su parte, Solchaga afirmó que el apoyo al sector exterior debe centrarse en las pymes y, especialmente, en los primeros pasos en el proceso de internacionalización, para "no dejar dormir a las empresas" y que utilicen las subvenciones para cuadrar sus cuentas de resultados.
DIRECTIVA DE SERVICIOS.
Por otro lado, el director de la Oficina Económica de Presidente consideró necesario ligar estos esfuerzos a la mejora de la productividad de las empresas españolas, que se sitúa por debajo de la del resto de los países de la OCDE. "Tenemos la obligación de mejorar", afirmó antes de añadir que resolver el "problema de la competitividad" pasa por implantar la directiva europea de servicios.
Al respecto, el secretario general de Política Económica y Economía Internacional afirmó que la mejor política de internacionalización es eliminar obstáculos administrativos a las empresas y que, en ese sentido, la aplicación de la directiva tendrá "efectos positivos" a medio y largo plazo.
También Solchaga apoyo estas opiniones al señalar que la trasposición de la normativa europea para la regulación de los servicios es "crucial". "Si uno paga más que los demás tendrá muchas dificultades para competir", aseveró.