PARÍS, 25 Feb. (EUROPA PRESS) -
La deuda emitida por empresas de todo el mundo alcanzó al final de 2018 un montante agregado de 12,95 billones de dólares (11,4 billones de euros), cifra que representa más del doble que una década antes, coincidiendo con el estallido de la crisis financiera, de los que deberán refinanciar 4,2 billones de dólares (3,7 billones de euros) en los tres próximos años, según ha advertido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Las empresas de los países avanzados tendrán que abordar entre 2019 y 2021 el vencimiento de 2,9 billones de dólares (2,55 billones de euros) de los 10,17 billones de dólares (8,95 billones de euros) en deuda corporativa acumulada, mientras que las compañías de economías emergentes deberán refinanciar 1,3 billones de dólares (1,14 billones de euros) de un total de 2,78 billones de dólares (2,44 billones de euros) emitidos.
De este modo, mientras que el volumen de deuda emitido por empresas de países avanzados creció un 70% entre 2008 y 2018, la cifra correspondiente a las empresas emergentes registró un incremento del 395%, principalmente como consecuencia del fuerte crecimiento en China.
Entre 2008 y 2018, la emisión de bonos corporativos alcanzó una media anual de 1,7 billones de dólares (1,49 billones de euros), prácticamente el doble de los 864.000 millones de dólares (760.616 millones de euros) emitidos de media anualmente en los años previos a la crisis financiera mundial.
En cuanto a la solvencia de las empresas emisoras, la OCDE señala que entre 2000 y 2007 los bonos corporativos con calificación 'BBB', el último escalón por encima del 'bono basura' representaron el 38,9% del total, mientras que entre 2008 y 2018 este porcentaje se incrementó al 44,1%, alcanzando el 53,8% en 2018, la mayor proporción desde que la organización internacional comenzó a recopilar datos en 1980.
En este sentido, la OCDE advierte del riesgo de que una recesión económica puede suponer un fuerte repunte de los costes de financiación de las empresas con peor calificación crediticia, señalando que el segmento de deuda calificada actualmente 'BBB' se enfrentaría bajo esta hipótesis a bajadas de calificación, cayendo así dentro del 'bono basura', lo que llevaría a estas compañías a la pérdida repentina de una amplia base de inversores como consecuencia de las restricciones a la inversión en bonos por debajo del umbral 'BBB' que deben seguir numerosos inversores institucionales.
