RSC.- Tribuna de Expertos: Patricia Flores, Directora General de la Mujer de la Comunidad de Madrid

"Y tú, ¿actúas o eres espectador?"

Europa Press Economía Finanzas
Actualizado: lunes, 6 marzo 2006 13:06

MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

La educadora estadounidense Rita Dove afirma que en la vida, uno tiene que decidir si quiere SER, o si prefiere quedarse al margen y hacer de espectador. Esta premisa puede aplicarse a cualquier cuestión, pero en el caso que nos ocupa, la igualdad entre mujeres y hombres, hay todavía demasiados espectadores.

Sí, es cierto que por estas fechas, y en torno al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se celebra este miércoles 8 de marzo, son muchos y muchas los que salen a la palestra para reivindicar, utilizando la trágica muerte de aquellas mujeres que se habían declarado en huelga y que perecieron en un incendio en 1908, en la fábrica textil Cotton, de Nueva York. Pero también es cierto, como dice la Secretaria General de la Confederación de Sindicatos Europeos, Béatrice Hertzogs, que atraer la atención un día al año sobre la situación de la mujer trabajadora, no es en absoluto un lujo.

Y realmente no lo es. Estos titulares, extraídos de diferentes medios de comunicación, lo demuestran: "La mujer de la UE es la que mayoritariamente abandona su empleo para atender las labores familiares cuando nacen los hijos"; "El 43% de las empresas españolas opinan que las mujeres rinden menos que los hombres"; "Las mujeres ganan en los países ricos un 23% menos que los hombres".

Evidentemente se ha avanzado mucho. La mujer en nuestro país es igual ante la Ley y se le reconocen los mismos derechos y deberes que a los hombres. Acceden mayoritariamente a la educación en todos los niveles y además obtienen las mejores calificaciones. Nuestra sociedad madrileña les ofrece oportunidades de empleo (conviene recordar que hace una década trabajaban fuera de casa en nuestra región poco mas de 600.000 mujeres y hoy somos casi 1,3 millones las mujeres que hacemos un trabajo remunerado).

Sin embargo nos incorporamos a mundo laboral hecho por y para los hombres. Arrastramos, pese a todos los esfuerzos, la inercia de una cultura de horarios extensivos en los que los hombres pasaban todo el tiempo fuera de casa porque tenían una mujer "que les cubría las espaldas" en el ámbito doméstico.

Durante el siglo XX, la lucha de las mujeres que nos precedieron consiguió que hoy, podamos tener un empleo remunerado, pero ¿qué pasa con el 50% del trabajo, el doméstico, que hay que seguir haciendo? Una pregunta que tiene su respuesta, por ejemplo, en el hecho de que el 15% de la población en edad activa de la Comunidad de Madrid (algo más de 500.000 mujeres) se dedica al trabajo no remunerado.

Mujeres que, o no han trabajado nunca o han dejado de trabajar para cuidar de su familia. Una bolsa de talento difícilmente recuperable en un mercado de trabajo como el madrileño, con una situación de pleno empleo masculino, en el que cada vez son más escasos los recursos humanos cualificados. En el 85% de los casos, estas mujeres opinan que no tienen posibilidades de acceder a un puesto de trabajo, con el coste de autonomía personal que esta situación genera para ellas.

Pero no son sólo las mujeres que no han trabajado nunca o que han dejado de trabajar para ocuparse de su familia, las víctimas de la desigualdad. También las que optan por seguir adelante con su carrera profesional se encuentran con importantes frenos en su trayectoria. Son muy pocas las que alcanzan puestos directivos de primer nivel y la mayoría de las que lo hacen, han pagado por ello un alto precio.

El hecho es que si tenemos mujeres bien formadas (el 54% de las matrículas de la universidad corresponden a mujeres), que han obtenido excelentes calificaciones, que se han incorporado al mercado de trabajo y que avanzan profesionalmente igual que los hombres, ¿por qué se quedan a medio camino?. ¿Realmente hay alguien dispuesto a afirmar, de forma rotunda, que no hay mujeres directivas o consejeras porque no tienen la cualificación adecuada? En ese caso, ¿por qué no llegan mujeres a estos puestos?.

Las cifras son evidentes y de sobra conocidas y nos muestran la escasísima presencia de las mujeres en puestos de "poder" tanto en los ámbitos económicos como sociopolíticos. A todo esto podemos añadir el hecho de que las mujeres ganan entre un 20 y un 40% menos que los hombres, según las fuentes, en igual cargo y mismo nivel de responsabilidad.

Esta circunstancia hace en muchos casos que la mujer, ante la imposibilidad de atender sus responsabilidades familiares, y puesto que su salario y sus posibilidades de ascenso son menores que la del hombre, renuncie a su puesto de trabajo y al mismo tiempo, a la opción de libertad e independencia que supone tener un empleo remunerado.

Sí, es cierto que hemos evolucionado mucho. Nuestras abuelas no podían viajar a Andorra sin permiso de su marido, ni tener una cuenta corriente a su nombre. Nuestras madres empezaron a incorporarse al mercado de trabajo y procuraron que accediéramos a un nivel educativo que permitiera mejorar nuestras posibilidades profesionales.

Si nosotras no queremos ser espectadoras, tendremos que procurar que la educación de nuestros hijos e hijas, sea la misma; enseñarles que tienen iguales derechos e iguales deberes; intentar que unos y otras crezcan en el convencimiento de que también son iguales en responsabilidad ante sus mayores y sus descendientes.

Y sobre todo, hacer que nuestros hijos e hijas sean agentes de cambio para una sociedad en la que, realmente, hombres y mujeres sean iguales. Como dijo el escritor Henrik J. Ibsen: "nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana". ¿Será la nueva Ley de Igualdad capaz de impulsar un verdadero cambio?.

Patricia Flores.

Directora General de la Mujer de la Comunidad de Madrid.

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