ROMA, 17 Dic. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, alertó hoy sobre el riesgo de un posible aumento del hambre en el mundo en 2008 como consecuencia del "dramático aumento de los precios" de los productos alimentarios de base.
Diouf hizo estas declaraciones en Roma durante una conferencia de prensa desarrollada en la sede central de la FAO y con la que este organismo internacional urgió a tomar medidas "inmediatas" y "conjuntas" para evitar "un empeoramiento de la situación".
El aumento general de los precios, sobre todo en el campo de la alimentación humana y animal, "amenaza" la seguridad alimentaria de millones de personas que viven en los países más pobres, suscitando al mismo tiempo "tensiones sociales" en muchas áreas del planeta, explicó Diouf.
Las repercusiones sociales y políticas del aumento de precios podrían ser especialmente graves en aquellos países en que la agricultura es la base de la economía, como Marruecos, Níger, Mauritania o Senegal, especificó.
Se trata de un problema de "gran envergadura" y que no se puede afrontar sólo con "políticas nacionales", sino que se tendrá que afrontar a nivel internacional y "aunando fuerzas".
El director general de la FAO destacó la necesida de tomar medidas "inmediatas para "proteger la producción agrícola" en los países más pobres así como para "sostener a las poblaciones más pobres", sobre todo a los enfermos y los ancianos.
Por esta razón, la FAO ha decidido poner en marcha un programa de ayudas a los agricultores, sobre todo en los países africanos, con el objetivo de "garantizarles el acceso a los factores de producción" y puedan así "acelerar la producción interna".
En un primer momento, el organismo internacional destinará un total de 17 millones de dólares, procedentes de fondos propios y espera con este gesto "estimular" la llegada de otros financiamientos, ya sea a través de la FAO como de otros organismos.
Diouf recordó que, en realidad, el aumento de precios debería conllevar "aspectos positivos" si sus beneficios también llegaran a los agricultores, ya que servirían para mejorar los métodos de producción, y con ello, aumentar su competitividad.
