JARTUM 20 Mar. (Reuters/EP) -
Los responsables de la ayuda humanitaria manifestaron su preocupación porque surjan nuevos brotes de enfermedades en dos campamentos para refugiados en la región sudanesa de Darfur después de que los residentes rechazaran que las agencias estatales sudanesas reemplazaran a las ONG expulsadas por el Gobierno de Sudán.
El presidente de Sudán, Omar Hassan al Bashir, ordenó la expulsión de trece ONG extranjeras y cerró otras tres locales este mes, acusándolas de ayudar al Tribunal Penal Internacional (TPI), que ha emitido una orden de arresto por crímenes de guerra y contra la Humanidad en Darfur.
Las expulsiones han provocado un rechazo internacional y los grupos humanitarios han alertado de que los cierres tendrán un impacto devastador sobre los cientos de miles de personas para las que esta ayuda es vital.
Los responsables gubernamentales dicen que el trabajo de estas ONG sería cubierto por las organizaciones internacionales que permanecen en la zona y por las decenas de grupos locales que las autoridades planean traer hasta Darfur, pero los responsables y los activistas dicen que los residentes de uno de los mayores campamentos de refugiados, el de Kalma, y los del campamento de Kass, los dos en Darfur Sur, están rechazando la ayuda de las organizaciones respaldadas por el Estado, incluso cuando apenas tienen medicamentos, ayuda alimentaria y agua potable.
Husein Abu Sharati, que asegura representar a los darfuríes desplazados en 158 campamentos, manifestó que los residentes de Kalma habían mantenido reuniones tras las que prometieron rechazar toda la ayuda de los grupos sudaneses. "No ven a estos grupos como ONG, sino como herramientas del Gobierno", aseguró a Reuters.
"Los desplazados internos de Kalma y Kass están rechazando todo el acceso al Gobierno y a los grupos locales incluso cuando significa recibir menor cantidad de agua o tener un mayor riesgo de contraer una enfermedad", declaró un trabajador humanitario.
Este trabajador también anotó que los residentes han bloqueado las entregas estatales de gasolina para sus propios generadores, que sirven para bombear agua en el campamento, lo que aumenta el riesgo de expandir las enfermedades como el cólera. Los líderes del campamento también han rechazado que los miembros del Ministerio de Sanidad sudanés vacunaran a los residentes contra el brote de meningitis que ya se ha declarado en Kalma.
UNAMID OFRECE SU AYUDA
Sólo Kalma aloja a 90.000 refugiados que huyeron de sus hogares después de los asaltos y los ataques realizados por las tropas gubernamentales y las milicias durante el conflicto de Darfur. La fuerza de paz de la Misión de la ONU y la Unión Africana (UA) en Darfur, la UNAMID, ya ha dicho que está preparada para llenar el vacío humanitario dejado por las agencias.
"UNAMID no tiene un mandato de ayuda humanitaria, pero no va a dejar que la gente se muera", afirmó el director del sector humanitario de la UNAMID, Daniel Augstburger. Por su parte, los trabajadores humanitarios permanecen preocupados porque las fuerzas de paz asuman su trabajo en Sudán. "De esta forma, la línea entre las fuerzas de paz y las ONG se difuminará y entonces todo el mundo se convertirá en objetivo", opinó uno.