Actualizado 19/03/2017 13:12

Los niños "rotos" de la esclavitud infantil: estampas de África Occidental

Niños se recuperan en un centro para menores que han sufrido esclavitud infantil
ANA PALACIOS

   MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La fotógrafa Ana Palacios inaugurará este lunes, 20 de marzo, en Zaragoza la primera exposición de las fotografías que ha hecho a lo largo de varios años de viajes a países de África Occidental para documentar la situacion de los niños y niñas rescatados después de haber sufrido de esclavitud infantil. La muestra tendrá lugar en la Casa de las Culturas de Zaragoza bajo el título 'Niños esclavos. La puerta de atrás', aunque la autora tiene previsto llevar las imágenes a otras ciudades, así como realizar nuevos viajes para ampliar la colección.

   "Esos niños llegan a los centros tristes, muchas veces sin ser capaces de hablar sobre lo que les ha ocurrido hasta seis meses después. Muchos de ellos se han convertido en adultos prematuros y cuando los encuentran tienen el orden de prioridades completamente alterado. Llegan rotos", ha explicado la fotógrafa a Europa Press.

   Palacios ha visitado distintos centros de recuperación de menores que han sufrido esclavitud en Togo y Benín, dos países del África Occidental al sur del Sahara, la región del mundo donde es más frecuente esta práctica que, según explica, afecta a 59 millones de niños, el 21% de la población infantil de la zona.

   "Es una zona con una gran tradición esclavista desde la salida de esclavos al Nuevo Mundo, hace cinco siglos, y hoy las tradiciones locales en las que no se ve mal, porque a veces las familias creen que si les ofrecen para trabajar y se los llevan a la ciudad van a estar mejor. Es muy escandaloso. Eso hay que cambiarlo de raíz", ha lamentado la responsable del proyecto, que cuenta con el respaldo de Unicef.

   En este sentido, pone de relieve que, pese a que las autoridades locales luchan contra la esclavitud infantil y la trata de seres humanos, los rescates de menores esclavizados "son casuales" y cuando se producen a menudo es gracias a que se han perdido o que alguien lo ha denunciado y son acogidos por la sociedad civil y las congregaciones que trabajan sobre el terreno.

   De hecho, el reportaje fotográfico se centra en algunos centros de recuperación de menores gestionados por organizaciones y congregaciones religiosas como Mensajeros de la Paz, Carmelitas Vedruna y Misiones Salesianas, que trabajan para rescatar y rehabilitar a los menores y prestarles asistencia sanitaria, legal, educativa y garantizar que pueden retornar con sus familias o, en su defecto, con familias de acogida, además de intentar que obtengan capacidades para valerse por sí mismos.

   La exposición recorre las distintas fases del trabajo que estas organizaciones realizan con los menores a través de las instantáneas de algunos de los niños y niñas que han pasado por allí.

   "Es algo duro y esperanzador, porque cuando llegas ahí te encuentras a niños en distintas fases. He conocido niños en todos los procesos. Es muy duro y muy triste ver el caso, por ejemplo, de esa niña que llegó hace un día y que fue rescatada por la policía después de que su dueña le echara de casa con una paliza por decir que el marido de ella le ha violado", relata la fotógrafa.

   En cambio, en las fases más avanzadas del proceso de reinserción la mayoría son niños con "esperanzas y sueños" y que están a punto de volver a casa de sus familias o, en aquellos casos en que no es posible localizar a los familiares o el entorno de estos no es adecuado, a familias de acogida.

VOLVER A SER NIÑOS

   Sin embargo, para llegar hasta esa recuperación es necesario superar antes el "bloqueo emocional" con el que, según explica, llegan la mayoría de niños. De hecho, cuando visitó el centro de Benín se encontró con que muchos de los menores que llegaban rescatados de situaciones de esclavitud se "resentían" contra el centro porque "ahí no se trabaja y no entendían por qué tanto juego y tanto descanso".

   "Hay que reparar eso y darle esa tranquilidad y esa paz al niño y que sepa que está en un entorno seguro, que los adultos no van a abusar de él y que va a tener comida garantizada. Muchas veces cuando eran esclavos les daban palizas o les castigaban sin comer si no trabajaban o mendigaban lo suficiente. Se trata de que recuperen la confianza y es un proceso larguísimo y muchas veces pasan hasta seis meses antes de que puedan hablar de lo que les ha pasado. Están bloqueados, emocionalmente bloqueados", explica.

   Desde el plano personal, Palacios asegura que ha sido "una experiencia durísima" conocer de forma tan cercana el fenómeno de la esclavitud infantil y ver "cómo se ha podido perpetrar esa barbaridad en niños y que sea algo tan frecuente". Sin embargo, asegura que realizará nuevos viajes para seguir documentando la lucha de las organizaciones contra esta lacra y para concienciar a la población española acerca de este fenómeno, así como de la importancia de apoyar a las organizaciones que trabajan sobre el terreno para atender a las víctimas que consiguen escapar de la esclavitud.

   "Se puede ayudar a través de muchas ONG que no tienen capacidad o poder económico para hacer campañas de marketing. Hacen su trabajo sobre el terreno, nadie aquí saben que están allí con recursos escasos", ha indicado.