Actualizado 26/01/2011 11:05

Concepción Casares, responsable de Casa Alongos: "Es una falacia que los productos ecológicos sean más caros"

Concepción Casares, de Casa Alongos
CASA ALONGOS

Casa Alongos es una empresa de Melide (La Coruña), surgida en 1952, que comercializa todo tipo de productos ecológicos. En esta entrevista concedida a Europa Press, la responsable comercial de la compañía, Concepción Casares, explica qué productos se ofrecen y qué ventajas tienen frente a los tradicionales.

.- ¿Cómo comenzó esta iniciativa?

Nosotros éramos consumidores de productos ecológicos y vimos que había un espacio de mercado que no estaba bien cubierto, sobre todo en el tema de vinos ecológicos. Empezamos con vino, fueron apareciendo otras referencias y al final nos hicimos con una lista básica de productos con demanda y que se pueden comercializar a precios competitivos. En el caso del vino, vendíamos la viticultura ecológica como una cualidad a mayores, no como vino ecológico. Mantenemos que el vino hay que venderlo por la calidad que tiene y luego ya se valora que sea ecológico.

.- ¿Cómo dieron el salto a otros productos?

Por la propia dinámica de consumo, pues vimos que no había, por ejemplo, demasiadas legumbres o que no se vendía prácticamente zumo ecológico. Además, introdujimos una novedad brutal: las bolsas biocompostables.

.- ¿Cómo son este tipo de bolsas?

Las bolsas biocompostables son más caras porque la materia prima es más cara que el plástico. En este sentido, se usa fécula de patata de uso industrial, que se utiliza desde 1926 porque tienen mayor contenido de fécula, y cuyo cultivo no impide el de las comestibles. La ventaja de estas bolsas es que se pueden compostar, es decir, que se pueden enterrar en el suelo y no van a provocar ningún residuo tóxico.

Además, llevan unas certificaciones concedidas por organismos europeos de control que las diferencia de otros productos plásticos similares que podríamos definir como sucedáneos. Así, hay bolsas que se están diciendo que contribuyen al medio ambiente pero no son compostables y nosotros estamos en contra de que el término ecológico se use de forma interesada.

Asimismo, damos charlas sobre los plásticos biocompostables, su utilidad cara al futuro y su reutilización, pues hay que reutilizarlas hasta el final de su vida útil. Esto también pasa con el chubasquero biocombostable --que comercializamos en Galicia y Portugal-- y, en ambos casos, hay un mensaje implícito: todas las cosas que utilizamos tienen una vida limitada y al final de esa vida útil, las cosas son más ecológicas cuanto mayor sea su integración en el medio ambiente, sin coste y sin dejar rastro.

.- ¿Es cierto que los productos ecológicos son más caros?

Eso es una falacia. Es algo que no compartimos, pues por ser un producto ecológico no tiene que ser más caro. Algunos son más caros que otros porque su coste de producción es mayor y eso repercute en el producto. También hay productos que, sin ser ecológicos, son carísimos pues, por exigencias del mercado, una bajada en el precio produce que determinados sectores de población lo consideren de menor calidad. Pero el producto ecológico en sí no es caro. Nosotros, por ejemplo, vendemos arroz bomba a menor precio que el convencional porque lo compramos a menor precio y tratamos de ofrecerlo a un precio más justo para que llegue al consumidor a un precio razonable.

.- ¿Cómo animaría a los consumidores a consumir estos productos? ¿Qué ventajas ofrecen?

La ventaja es la salud. El producto convencional está excesivamente industrializado y ha perdido nutrientes. Las cocciones, la materia prima y los tratamientos con pesticidas y herbicidas --que no se indican en el producto--, implican incluso una pérdida de sabores. De hecho, la leche de vaca ecológica no sabe igual que la leche en tetrabrik, que ha tenido varios tratamientos e incluso ha sido reconstituida a partir de leche en polvo. Hablamos, por tanto, de productos con mayor calidad porque sencillamente no han tenido un tratamiento excesivo y tienen mayores nutrientes.

Asimismo, se trata de mantener unos principios éticos en la elaboración de los alimentos e intervenir en la menor medida posible con productos químicos. Es ciertos que estos son cualquier cosa pues, por ejemplo, la elaboración del vino es un procedimiento químico. No me refiero a esto sino a aditivos que son innecesarios en la conservación de un producto.