Daniel Burón, un cordobés de 29 años, que se presenta a sí mismo como un ingeniero industrial, informático, quiromasajista, nutricionista y aventurero monociclista, recorrerá el camino de Santiago --unos 900 kilómetros-- entre 35 y 45 días montado en su monociclo, a partir del 15 de septiembre. En esta entrevista a Europa Press explica cómo, más allá del peregrinaje o de la práctica deportiva, pretende animar a los ciudadanos para colaborar con las ONG ya que su meta es recoger 9.000 euros, 10 euros por cada kilómetro de su ruta. Su aventura podrá seguirse en la web 'www.santiaciclo.com'.
-. ¿En qué se ha inspirado para realizar esta travesía?
Lo principal es el motivo solidario de ayudar a Médicos sin Fronteras (MSF), Payasos sin Fronteras (PSF) y Greenpeace. También está el motivo personal, porque es parte de una promesa que hice a mi novia, que falleció hace un par de años.
-. ¿Por qué ha elegido apoyar a estas ONG?
Soy socio de Payasos sin Fronteras y Médicos sin Fronteras desde hace siete u ocho años. En el caso de Greenpeace, por cosas que han ido surgiendo en el mundo, sobre todo lo que ha pasado en Japón. Me he dado cuenta de que es necesario que nos planteemos de una manera bastante real el hecho de que el mundo está teniendo problemas y de que tenemos que hacer algo para solucionarlo.
-. ¿Cuál es la dificultad de recorrer el Camino de Santiago en monociclo?
Hay rutas que son más complicadas y otras más fáciles, hay un poco de todo. Aunque tengo el camino más o menos elegido, podría cambiar, dependiendo de la climatología y de que cuando esté ahí me vea capaz, pero la idea inicial es ir por la misma ruta de los peregrinos de a pie.
-. ¿Por qué seleccionó el Camino de Santiago?
Al principio quería hacer una ruta por Japón, porque estuve allí cuando tenía 15 años. Pero mi familia me sugirió que antes de ir tan lejos y hacer algo complicado, hiciera algo más sencillo, en España. Así surgió el proyecto de ir por el Camino de Santiago. Quería hacerlo el año pasado, en un tramo del camino francés, pero tuve una lesión que me hizo posponerlo. Ahora el trayecto ha aumentado, he ido entrenando más, y así ha surgido la idea de hacer los 900 kilómetros.
-. Al parecer, la técnica del monociclo no es tan común. ¿Qué lo motiva a practicarla?
Comencé hace unos años, cuando vivía en Alemania. De hecho, nunca me lo tomé en serio. Iba un poco con el monociclo, pero no iba por la calle, sino por algunos sitios concretos y por muy poco tiempo. Siempre tuve esa promesa con la novia que tenía entonces, de que ella iría en bicicleta y yo en monociclo, pero por una serie de motivos ella falleció y desde entonces siempre tuve esa espinita clavada. Cuando regresé a España empecé a practicar más e iba por la calle en monociclo. A partir de entonces, voy a todo los sitios con él y he ido mejorando bastante.
-. ¿Qué habilidad se requiere para moverse en monociclo?
No tiene nada que ver con una bicicleta. La única similitud es que tiene una rueda de por medio, pero yo apenas sé ir en bicicleta; no sé cambiar marchas y no tengo habilidad. El monociclo tiene ventajas respecto de la bicicleta, es más maniobrable y se puede meter en caminos más estrechos. Pero exige más dedicación, concentración y en sí es más complicado por el hecho de mantener el equilibrio. Además, es de un piñón fijo, por lo que tengo que estar pedaleando continuamente, no importa si es cuesta abajo o cuesta arriba. Exige más esfuerzo, pero es más divertido.
-. ¿Cuál será su rutina diaria?
La travesía consiste en 35 etapas que realizaré entre 35 a 45 días, depende de si tengo algún problema o debo parar por alguna avería. Además, también realizaré un estudio medioambiental y el trabajo que hago normalmente. Tengo mi propia empresa, Global Quality Consulting, y trabajo en un blog de tecnología 'gizmodo.es', de modo que lo puedo hacer en cualquier sitio. Sólo necesito una conexión a Internet.
En el día a día, primero chequeará todos los emails del trabajo y realizaré algunas tareas pendientes, si es que me da tiempo, durante una hora u hora y media; después desayunaré y de ahí, salir a pedalear. Cada etapa será de entre 20 y 30 kilómetros, dependiendo del día y de la zona. Ya en ruta, pedalearé una hora y descansaré 10 minutos para la hidratación y comer algo. Supongo que todos los días serán etapas de entre tres y cinco horas. Me hospedaré en albergues, ya que llevar una tienda de campaña implicaría más equipaje.
-.¿Cuál es el elemento más importante en su equipaje?
Todos. Los repuestos son importantes si hay una avería, la batería con panel solar también, para recargar todos los dispositivos. Llevo un móvil Android, un sensor que realiza un estudio de la contaminación ambiental, un GPS externo, una antena para las áreas en donde no tenga cobertura y dos cámaras con la que grabaré, en tres dimensiones, todo el trayecto. Pero lo más importante es el monociclo.
-. ¿Ya ha definido la fecha para comenzar?
Depende de varios aspectos. Por un lado, el clima, ya que al partir de San Jean Pierre de Port salgo de un puerto de montaña que tiene cierta dificultad. No puede haber niebla, porque ya ha habido algunos peregrinos que han fallecido por la falta de visibilidad. Pero también depende de que Sensaris, uno de los patrocinadores, me proporcione el sensor para medir la polución. Y es que con lo que ha ocurrido en Fukushima, ahora están muy ocupados creando sensores para medir la radioactividad. Aunque no tenga todo el equipo, es seguro que saldré a mediados de septiembre.
-. ¿Qué reacción espera de la sociedad?
En sí, no es sólo recoger los donativos para las ONG, sino sensibilizar a la gente, ya que durante el camino también iré repartiendo las 'pastillas contra el dolor ajeno' de MSF. Además, seré como un embajador de Payasos sin Fronteras, por ir en monociclo, a la vez que intentaré concienciar un poco sobre el cuidado del medio ambiente. En la parte del epílogo, en Fisterra y Muxía, evaluaré la repercusión del paso de los peregrinos por el camino de Santiago e intentaré evaluar cómo ha quedado la zona donde ocurrió el vertido del Prestige, hace ocho años.
-. ¿Cómo se siente a pocos meses de empezar el reto?
Cuando gané el premio Evolution of Balance de Kris Holm, que es muy prestigioso e importante en la disciplina de monociclismo de montaña, me subió mucho el ánimo. Quizá porque es una cosa que hago solo, ya que en Córdoba hay pocos monociclistas y a veces entreno solo durante horas, a veces se me cae el ánimo. Pero me siento con fuerzas, con ganas, sobre todo, cada vez que la gente hace un donativo para estas ONG.