El director del Secretariado Gitano mantiene que esta etnia "ha cambiado y la sociedad todavía no se ha dado cuenta"

Europa Press Sociedad
Actualizado: jueves, 19 julio 2007 21:35

En España viven alrededor de 700.000 gitanos y constituyen, según el director general de la Fundación del Secretariado Gitano, Isidro Rodríguez, "la población socialmente más rechazada". Desde esta organización sin ánimo de lucro trabajan para el desarrollo de la comunidad gitana, y para ello, afirman, es imprescindible desterrar los prejuicios que acompañan a esta etnia. "En estos últimos años la comunidad gitana ha cambiado y la sociedad española todavía no se ha dado cuenta", dice convencido Rodríguez.

- ¿Cómo cree que son vistos los gitanos por los no gitanos?

Los españoles seguimos teniendo dos tipos de imágenes sobre los gitanos: por un lado, se les ve como los artistas del estilo de Joaquín Cortés o los Ketama, y por otro, como los chabolistas, ladrones y vendedores de droga. Sin embargo, la realidad de la comunidad gitana está en una zona intermedia. Los gitanos son la población más rechazada socialmente, han sido tradicionalmente el núcleo de población que acumula más prejuicios. Llevan seis siglos en España, y siempre han vivido una situación de pobreza y marginación; siempre al margen de la sociedad. Además, a lo largo de la historia también han sufrido una discriminación institucional.

- ¿Desde cuándo viene esa "discriminación" de la que habla contra los gitanos?

La primera ley antigitana la dictan los Reyes Católicos, quienes ordenan su expulsión. Desde ese momento se han ido sucediendo, a través de los siglos, leyes y normas que les han prohibido hablar su lengua, vestir de una determinada manera, u obligado a vivir en algunas zonas concretas. Ha habido momentos muy oscuros en la historia de nuestro país en relación con los gitanos. Luego Felipe IV aprobó en 1749 'La Gran Redada de Gitanos', lo que constituyó un intento de exterminio de esta etnia.

Desde que están en España, han vivido, en ocasiones, situaciones de persecución institucional y de discriminación, y de rechazo social siempre. La historia de esta población condiciona su situación actual. Fue con la Constitución Española de 1978 cuando los gitanos pasan a ser sujetos de derechos en igualdad de condiciones al resto de los ciudadanos.

- Pero todo este rechazo, estará fundamentado en algo, tendrá algo de verdad.

Los prejuicios y los estereotipos siempre tienen una base de verdad, aunque también van acompañados de un gran efecto de injusticia. Las reglas, valores y conductas de los gitanos se han hecho en torno a la propia familia, al haber estado perseguidos incluso institucionalmente. Como decía, hasta 1978 no han tenido protección del Estado ni de las instituciones, lo que ha dado lugar a que se desarrollen prácticas culturales muy endogámicas. En el momento en el que van accediendo a los derechos del Estado de Derecho esas prácticas endogámicas se van relajando.

- ¿Cómo afectan estos prejuicios en el día a día de los gitanos?

Pervive mucha discriminación sutil o indirecta, que no es muy evidente pero que se puede notar en ámbitos como el laboral, por poner un ejemplo. Las empresas no dicen: 'no le contrato porque es gitano', porque ya saben que eso no se puede decir, pero aparecen otras excusas. Los prejuicios son una barrera para que acaben de mejorar su situación social.

- Uno de los prejuicios muy extendidos es que los niños gitanos no van a la escuela, ¿lo puede desmontar?

Hoy en día el cien por cien de los niños de seis años en España están escolarizados, lo que constituye un gran avance, pero el índice de absentismo escolar entre el alumnado gitano es más alto que entre el alumnado no gitano. En unos años ha cambiado el discurso de las familias gitanas, que hoy en día te dicen que quieren que sus hijos estudien, pero todavía no se acaba de llevar del todo a la práctica. Hay que trabajar con las familias y con las administraciones, porque en la educación nos estamos jugando el futuro de la población gitana. Queda mucho por hacer porque hay un alto nivel de abandono y fracaso escolar. Son pocos todavía los universitarios gitanos.

- ¿Y sus condiciones de vida? ¿han mejorado?

El chabolismo está prácticamente erradicado, pero es una barbaridad que todavía no lo esté completamente. No tiene sentido que siga existiendo el chabolismo en un país con el nivel de vida y desarrollo como el nuestro. Los gitanos han mejorado mucho sus condiciones de vida, aunque más del 80 por ciento de las personas que viven el chabolas son gitanos, lo que representa el siete por ciento de esta etnia. Los poderes públicos no pueden permitir que existan espacios donde las personas no se pueden desarrollar.

- Otro de los temas con los que se les ha identificado mucho es con el mundo de la droga...

Hace una década, con toda la eclosión de las drogas, se acusaba a la comunidad gitana de venderlas. ¿Había familias gitanas que vendían drogas? por supuesto que que las había, y también familias no gitanas. La mayor parte de las familias gitanas son personas honradas. Lo injusto es que hay actividades o conductas que puedan hacer determinados individuos se generalizan y se extrapolan al conjunto de la población gitana.

Los gitanos, cuando van a cualquier lado o entran a trabajar en un sitio, tienen que estar demostrando continuamente que son personas honradas, porque la duda ya la tienen por delante. En estos últimos años la comunidad gitana ha cambiado y la sociedad española todavía no se ha dado cuenta, todavía no lo ha percibido. Una sociedad que ha hecho tantos avances sociales, mantiene un punto negro con los gitanos, que llevan siglos arrastrando prejuicios. Aunque hoy hay más relación entre gitanos y no gitanos, y creo que ha mejorado la visión que la sociedad tiene sobre ellos.

- ¿Qué tal relación mantienen con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, organismo en el que suelen recaer los temas relacionados con el mundo gitano?

La relación con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales es necesariamente buena. El anterior Gobierno del Partido Popular empezó a sentar las bases de la creación del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, que ahora se ha constituido, y de la elaboración de un nuevo plan de desarrollo gitano, que ahora se va a poner en marcha. El actual Gobierno ha puesto en funcionamiento el Instituto de Cultura Gitana, que es algo muy relevante para nosotros. Los gobiernos han sido sensibles hacia la comunidad gitana, aunque entendemos que siempre pueden ser más activos.

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