La V Semana de Magia Solidaria, puesta en marcha por la Fundación Abracadabra, busca regalar ilusión y sonrisas a colectivos desfavorecidos. Uno de los magos participantes, Jorge Blas, destaca en esta entrevista los beneficios de la "magia solidaria".
.- ¿Qué es lo que te mueve a participar en este evento? ¿Cómo se desarrolla?
Este evento lleva haciéndose cinco años y he participado siempre. Yo soy patrono de la Fundación Abracadabra, que es la que organiza la semana y, desde hace siete años que se fundó, he colaborado en muchos proyectos. En cualquier caso, esta semana es el proyecto más importante, porque se concentra en una semana la magia solidaria y vienen todos los magos que colaboran en España con nosotros, por lo que supone un punto de encuentro importante para la Fundación.
En el auditorio Mapfre, que es donde se celebra este año, cada día va a haber una serie de actuaciones dirigidas a colectivos, a centros de personas con discapacidad, gente en riesgo de exclusión social o ancianos, entre otros, que van en autobuses al auditorio y nosotros hacemos unas sesiones de magia para ellos. También hay una parte privada que consiste en una reunión que hacemos los magos para mejorar, para poder evolucionar y hacer mejor esta labor solidaria.
.- ¿Cómo se puede mejorar vuestra labor?
Tenemos unas conferencias en las que participan médicos o gente del ámbito hospitalario que nos cuentan un poco sus sensaciones. La labor que hacemos en hospitales es muy complicada, porque tenemos que entrar a habitaciones de niños con cáncer donde hay familias que lo están pasando muy mal; entonces, aparte de la magia que hacemos hay que tener mucha psicología y mucha delicadeza. Para mí, se trata del público más importante, el más especial y el más exigente a la vez, porque están viviendo una situación difícil, y tú tienes que entrar y alegrarles el día con lo que puedes y hacer que vivan una experiencia y se olviden durante unos minutos del drama que tienen, del problema que están sufriendo.
.- ¿La magia puede curar?
No tenemos una varita mágica que cure las enfermedades pero sí que está demostrado que mejoramos el estado de ánimo y, en algunas enfermedades como el cáncer u otras, eso ayuda a que el niño tenga esperanza. Aunque no se cure su enfermedad, sí que mejoramos su estado de ánimo y en ocasiones eso perdura que es lo bueno, les visitamos con frecuencia, a veces les enseñamos magia y eso les sirve para desarrollar habilidades de psicomotricidad, de comunicación... La magia tiene un poder muy fuerte, con la magia sorprendes a la gente, que se entusiasma, y eso al niño que está un poco triste le haces sentirse especial.
Por ejemplo, hemos hecho talleres para niños con Síndrome de Down y ha sido maravilloso porque no eran simples espectadores, aprendían magia y se la hacían a su familia o a sus amigos, es un poder que adquieren. La magia como terapia es maravillosa.
.- ¿En qué se centra la labor de la Fundación Abracadabra?
Visitamos a los niños hospitalizados, pero también centros de personas con discapacidad o residencias de ancianos, hay un ámbito bastante amplio. Y en hospitales, en Madrid, como el Niño Jesús o en La Paz, hacemos visitas todos los meses y realizamos actuaciones en el auditorio y también visitas a las habitaciones.
.- ¿Qué más puede aportar la magia?
Lo primero, te puede alegrar el día, porque en una situación como la que estamos, en la que todo el mundo está con la palabra crisis todo el rato, la magia es un soplo de aire fresco, un momento de olvidarte de todo y de disfrutar como si fueras un niño de cinco años y jugar. Es lo maravilloso. A los magos nos llaman ilusionistas por algo, porque lo que hacemos es repartir ilusión; somos profesionales de la ilusión, de dejar boquiabiertos a los niños que ya viven en el mundo de la magia pero también a los adultos que la necesitan más que nunca, y los adultos escépticos que ya no creen en la magia. Cuando ven un espectáculo de los que hacemos en Abracadabra, se quedan sin palabras, y ves sus caras como las de sus hijos. La magia tiene eso, produce la misma sensación a un niño de cinco años que a un adulto de 50.
.- Si pudieras, ¿qué cambiarías con tu varita mágica que no te guste de esta sociedad?
Sin duda a los mentirosos y a los malos ilusionistas que se les ve el truco, a los que nos metieron en la crisis y a todos los escépticos, a los que Harry Potter llama 'muggles', los convertiría. Es maravilloso ver que los adultos todavía tenemos un rincón escondido del niño y la magia te lo despierta. No hay que perder la ilusión, es lo último que se puede perder.