Actualizado 18/06/2009 23:20

El acusado de matar a su pareja en Fuensalida (Toledo) dice que no es un asesino y condena la violencia de género

La acusación particular y la popular modifican sus conclusiones y piden 30 años de prisión, la máxima que contempla el código penal


TOLEDO, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

Antonio Manuel V.P., el hombre acusado de un delito de homicidio cometido contra su pareja, identificada como J.M.S.E., y madre de sus tres hijos en julio de 2007 en Fuensalida (Toledo), aseguró hoy que no es ningún asesino y condenó la violencia de género al considerarla una lacra social.

Con motivo su turno de palabra en la última jornada del juicio con jurado popular que comenzó el lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Toledo, Antonio Manuel V.P. señaló que no le desea a nadie por lo que está pasando y afirmó que la víctima "era muy buena".

Asimismo, argumentó que sus tres hijos "no tienen la desgracia de haber perdido a su madre", por lo que manifestó su voluntad de que tengan contacto tanto con su familia como con la familia de la fallecida.

Por último, el acusado tuvo palabras para algunos testigos afirmando que han sido "linchados" mediante ciertas acusaciones "como si estuvieran comprados". Así, dijo que "no se merecían eso" porque eran imparciales.

CONCLUSIONES

Por otra parte, el Ministerio Fiscal, durante la lectura de sus conclusiones, mantuvo la pena de 15 años de prisión por homicidio para el acusado, así como que en los hechos concurren las agravantes de parentesco al no ser lo mismo matar a alguien desconocido que a un familiar. También mantuvo el agravante de abuso de confianza y el atenuante de confesión.

Igualmente, apuntó que la muerte de la víctima no estaba planeada al no haberse podido argumentar durante el proceso que J.M.S.E. estuviera desprevenida en el momento de los hechos, y añadió que los niños no estuvieron en el lugar del suceso cuando ocurrió porque según relató uno de los testigos la puerta estaba cerrada con un candado.

Por su parte, la abogada de la acusación particular modificó sus conclusiones al pedir para el acusado 30 años de prisión por asesinato, es decir, la máxima pena que contempla el código penal. Así, rechazó el atenuante de confesión y añadió que existieron agravantes de abuso de superioridad, ensañamiento y alevosía, por lo que pidió un veredicto de culpabilidad al jurado.

Según la defensa particular, los hijos de la víctima y el acusado se encontraban en el lugar de los hechos cuando se ocurrieron. Afirmación que sostuvo porque tenían las ropas manchadas de sangre y por el testimonio de la hermana de la fallecida quien reconoció que los niños decían que "habían visto cómo su papá cortaba e cuello a su mamá".

ABUSO DE CONFIANZA Y PARENTESCO

El abogado de la acusación popular, es decir el de la Junta para casos de violencia de género, cambió también sus conclusiones y pidió igualmente una pena de 30 años de prisión por asesinato para el acusado con las agravantes de alevosía, abuso de superioridad, ensañamiento, abuso de confianza y parentesco.

Por esta razón, no compartió con la defensa las atenuantes de confesión, legítima defensa y arrepentimiento para el acusado y argumentó que "la violencia contra la mujer no tiene justificación alguna y que cuando una mujer es agredida, se le ataca el derecho a su libertad".

Igualmente, aseguró que de todas las declaraciones de acusados por casos de violencia de género que ha escuchado, la de Antonio Manuel V.P. le parece "una de las más denigrantes" y quiso dejar claro que el móvil del asesinato fue que el inculpado quería llevarse a sus hijos de su casa sin el permiso de su madre.

La abogada de la defensa, por su parte, con motivo de su turno en la exposición de sus conclusiones, dijo que durante la vista se ha puesto de manifiesto que su defendido mató a su pareja, pero que no es un asesino y que no han quedado acreditadas circunstancias para que se pida una mayor pena.

Igualmente, apuntó que no ha podido haber alevosía en el suceso y tampoco ensañamiento porque no se ha podido determinar en orden en que se produjeron las heridas en la víctima, pese a que reconoció una agravante de parentesco. Así, dijo que sí que existe una atenuante de confesión por entregarse a la Guardia Civil, y una atenuante de arrepentimiento al haber llamado al 112.