Actualizado 03/02/2009 13:15

Unas 600.000 personas mayores viven en Francia por debajo del umbral de la pobreza

Tres millones y medio de franceses tienen problemas de alojamiento


PARIS, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Unas 600.000 personas de más de 65 años viven en Francia con una prestación social de 628 euros mensuales, lo que les sitúa por debajo del umbral de la pobreza, fijado por la Unión Europea en los 752 euros. Además, un total de 3.498.800 franceses carecen de una vivienda digna, según se recoge en el informe anual de la Fundación Abate Pierre sobre los problemas de alojamiento en Francia.

La asociación denuncia que las políticas públicas no han tenido en cuenta la amplitud de un fenómeno que no hace sino aumentar las desigualdades y reclama soluciones innovadoras, especialmente en materia de vivienda. "Aunque esperábamos que las políticas públicas intentaran atenuar las diferencias de ingresos, las reflexiones actuales hacen temer lo contrario", señala el texto.

El informe incide en el hecho de que el año 2008 ha estado marcado por una profunda crisis económica y financiera que ha golpeado especialmente a las categorías sociales más desfavorecidas y que ha tenido un fuerte impacto en el poder adquisitivo de las familias.

Ello viene a agravar situaciones ya de por sí tensas por las dificultades para encontrar y mantener una vivienda en "una Francia que carece cruelmente de soluciones y que rechaza dotarse de suficientes alojamientos accesibles".

Las cifras del informe revelan que más de dos millones de personas viven en condiciones de alojamiento "muy difíciles" y que 861.000 están en situación de ocupación "precaria", entre las cuales 88.400 hogares ocupan una vivienda sin derechos ni titularidad y amenazados de expulsión.

La Fundación registra una cifra de 100.000 personas sin domicilio fijo (SDF) y las que no tienen un domicilio personal pero cuentan con un techo rondan las 500.000, de las cuales 100.000 viven en cámpings o van cambiando de casa. Unos 150.000 están conmpartiendo piso con otras personas en condiciones difíciles, 50.000 en hostales y 41.000 en chabolas o construcciones provisionales.

Mientras, se contabilizan en más de seis millones de franceses (6.617.000) en situación de fragilidad a corto o medio plazo, es decir que no pueden pagar el alquiler (1.412.000) o viven en condiciones de sobreocupación (3.507.000).

Frente a estas preocupantes cifras, el informe pone de relieve un descenso en la inversión pública en vivienda y una falta de construcción de alojamientos sociales. Además, si en 2000 el Estado destinaba un 1,36 del PIB a apoyar los alquileres, en 2008 el porcentaje fue del 1,11%.

Por lo que respecta a la construcción, de las 425.000 obras iniciadas en 2007, sólo 153.000 se destinarán a familias con ingresos modestos o a alquileres por debajo de los precios de mercado, lo que supone un 36% frente a más del 65% registrado en el año 2000.

LEGITIMA SENSACION DE ABANDONO

"En este preocupante contexto, algunos problemas se convierten todavía en más alarmantes. Es el caso de los barrios conflictivos, donde se constata una degradación general de las condiciones de vida y una ausencia de perspectivas, reforzada por una legítima sensación de abandono por parte de los poderes públicos", agrega la asociación.

Para Patrick Doutreligne, delegado general de la Fundación, la reforma de las pensiones, la explosión del precio de la vivienda y de los alquileres desde hace diez años y el hecho de haber ayudado a las familias acomodadas y no a las más modestas, agrava la situación.

El responsable señala igualmente que el fenómeno ha aumentado desde el pasado mes de septiembre con la crisis económica y financiera y también denuncia la falta de sensibilidad de las autoridades con la población de mayor edad.

"Desde hace algunos años vemos a jubilados llamar a la puerta de las asociaciones caritativas. Hay un movimiento masivo", ilustra por su parte Christophe Robert, director de estudios de la Fundación.

La Fundación cuestiona, en definitiva, la tesis defendida por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, de que el hecho de ser propietario de una vivienda protege contra la precariedad y compensa los problemas de la jubilación.

De hecho, el informe subraya que el 84% de los hogares de las personas mayores está formado por propietarios pero, paradójicamente, ser dueño de una casa es una fuente de problemas porque no pueden pagar el mantenimiento y los gastos.